Capitulo 3: Ruinas

1.1K 189 125
                                    

Acomodo la pajarita en mi cuello. Observó al hombre de barba poblada ojos cansados y marcas de ojeras. El traje Armani me hace lucir más elegante de lo habitual y distrae del aspecto tan descuidado que últimamente cargo. Fue un verdadero fastidio tener que peinarme, pero Joe tiene razón. Es un evento social y probablemente la prensa comience a morderme el trasero por el asunto de Britt. No quiero darle más material para que sigan especulando. Desde que se abrió la investigación para conocer su paradero la prensa no ha dejado de molestar. Aún sigo frágil y débil. Todavía me duele pensarla. Aún percibo su olor, recuerdo su mirada, esa gente no tiene idea de nada.

―¿Estás listo? ―doy un respingo.

―Pudiste haber tocado ―comento colocándome la última prenda faltante, mi saco.

―Temía que a última hora decidieras no ir. Llevas meses haciéndome lo mismo. Dices que irás a un evento, confío en ti y luego termino sabiendo que nunca llegaste.

Niego un tanto nostálgico―. No he tenido ánimos de eventos.

―No has tenido ánimos de nada en realidad. Ya va siendo hora de avanzar ―se mueve con elegancia hasta el sofá. Lleva un traje entallado en color vinotinto. Se sienta y me mira con reproche―, ¿qué mejor forma de hacerlo que en Florencia?

―Lo dices como si fuera algo muy sencillo ―me defiendo―, Brittany es Italiana.

Añado sin poder evitar aquel pensamiento.

―No pienses ni por un momento que podría estar aquí ―advierte. Sus ojos se clavan en mí como cuchillas―. Mi gente no ha encontrado a ninguna chica de nombre Brittany Braun, posiblemente esté usando su apellido original.

―U otro nombre... el número de posibilidades es infinito y cada día me siento peor.

―Y te ves peor... ―añade―, Hermano realmente necesitas pasar la página. Si tu corazón está tranquilo con la idea de seguir buscando, perfecto, moveré a mi gente pero tampoco es justo que dejes cosas de lado, cosas que requieren tu atención.

―Hablas como si hubiera dejado mi trabajo y no es así

―No hablo de tu trabajo, hablo de tu vida personal fuera del recuerdo de Brittany Braun, tu familia por ejemplo ―tomo aire y me recuesto de la pared con los brazos cruzados.

―¿Qué hay con ella?

Me mira incrédulo, intenta hablar pero es interrumpido por los toques en la puerta. Respiro aliviado. Joe se encarga de darle la bienvenida a quien sea que haya tocado. Pronto me doy cuenta de quién se trata de Irina: Lleva un vestido de top negro en encaje y falda larga y verde con apertura de pierna. Su cabello rubio acaramelado lo luce en una coleta larga y con ondas.

―Se ven bastante bien ―alaga.

―Gracias ―responde Joe, observa su reflejo en el espejo lleno de vanidad, sonrió para mis adentros.

―¿A esta hora creí que ya estarías en el evento? ―ignoro su comentario y de inmediato le hago saber que estoy un poco desconcertado con su aparición aquí. Hace mucho que debió de haberse ido.

―Lo sé, pero para ser honesta no me sentía bien llegando sola por mi cuenta ―me mira un tanto avergonzada―, si no les parece una molestia me gustaría irme con ustedes.

Miro de reojo a Joe. Está intentando ocultar su risa. Ya había predicho algo sobre esto. Pongo todo mi esfuerzo para no reclamar e ignoro un tanto el mar humor que comienza a crecer. No quiero verme como un idiota, pero realmente esperaba que llegara antes a la velada para que se encontrara con Paolo, un colega con quien tengo un negocio en crecimiento. Es obvio que por lo acontecido tendré que ser yo mismo quien hable con él.

Calm (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora