Mala vida🥀MewGulf

🥀 Final.

¿Cuánto tiempo puedes amar a alguien?

¿Qué es lo que se necesita para que muera el amor?

Porque habían pasado más de cinco años sin poder ver ni hablar con Mew y seguía sintiendo lo mismo por él, seguía amándolo con la misma intensidad que el último día que lo vi.

Seguía recordando sus besos y caricias, su piel contra la mía, todo de él.

Pasé poco más de un año y medio en el tutelar de Bangkok, y cuando salí, quise ir a buscarlo en Chaing Mai donde él estaba cumpliendo su propio castigo, orden del juez.

Mamá me lo impidió.

No fui a verlo incluso cuando él salió y perdí el contacto definitivo. No vino a buscarme, ni a mí ni a su madre.

Lo último que supe es que él quería olvidarse de todo, que quería una vida mejor lejos de Bangkok donde solo le habían hecho daño, las personas, su propio padre.

Mew desapareció de mi vida... como había desaparecido la primavera dando paso al frío invierno.

Soplé mis manos para calentarlas y las escondí en mis bolsillos, Chaing Mai era incluso más frío que Bangkok.

Caminé tratando de no golpear a las
personas con mis cartulinas de colores. Miré el letrero en uno de los miles de locales de cafeterías, y sonreí al "té de frutas gratis".

Me formé en la fila esperando mi turno.

-¿Necesitas ayuda con eso?-él joven detrás de mí preguntó. Lo miré y negué, acomodé de nuevo mis cartulinas en mi mochila– Está haciendo frío, ¿no? -añadió.

Esta vez asentí con una sonrisa, que era cubierta por mi bufanda.

-¿Estudias o trabajas? -volvió a preguntar.

Cómo no se veía un mal hombre, decidí responder.

-Trabajo.

-¿En serio? Te ves demasiado joven, ¿cuántos años tienes?

-Voy a cumplir veintidós pronto, en
octubre.

-¡¿Por qué?! -exclamó- Solo soy mayor que tú por unos tres años pero parezco de cincuenta. –Soy Bright Vachirawit, por cierto. - saludó dándome su mano.

-Gulf Kanawut -le dije, saludándolo también.

Él alzó la vista y llamó con un ademán a alguien.

Decidí seguir en la fila.

-Gracias por meterme en la fila.

Me quedé quieto después de escuchar esa voz. No sabía por qué me hice chiquito y escondí mi rostro entre la bufanda.

-No te preocupes, déjame presentarte a alguien.

Él tal Bright tocó mi hombro y volteé a verlos, a ambos hombres parados frente a mí.

"Dios, es él... Más grande, más varonil... pero es él".

-Él es Gulf, lo acabo de conocer, ¿lindo, no?

Sonrió.

-Sí, muy lindo. -pasó su mano por mi cabello cariñosamente.

-¡Oye, no seas atrevido! -Bright apartó su mano de un manotazo-. Este hombre que ves aquí, se llama Mew Suppasit. Somos casi hermanos, pero él es feo.– susurró haciéndome reír.

-El único atrevido aquí eres tú -Mew lo apartó- deja de acosar a los chicos.

Iba a decir algo, pero me llamaron porque era mi turno para recibir el té de frutas.

Fui por él y salí del otro lado, pues habían dos puertas en la cafetería. Me debatí si esperar por ellos o irme, pero se vería raro que yo lo hiciera teniendo en cuenta que no los conocía. En realidad solo quería hablar con Mew, pero si él no quería hablar conmigo preferiría no quedar en ridículo.

Resoplando, decidí seguir caminando y no estorbar en su vida.

-Oye... -lo escuché llamarme, y me detuve con el corazón latiendo a mil por hora– ¿Eres feliz?

Negué.

-Sí, soy feliz, pero es una felicidad incompleta. -añadí.

-¿Qué es lo que falta?

-Me faltas tú.

Mew sonrió.

-Qué casualidad, me pasa lo mismo.

-Mew... ¿por...

-¿Por qué no te busqué en todo este tiempo?-completó, y yo afirmé– Porque fui un cobarde. ¿Me pregunto si podrías perdonarme y darme una oportunidad?

-Tendrás que esforzarte mucho– respondí, y me acerqué invadiendo su espacio personal, entonces solo coloqué mi tarjeta personalizada del trabajo en el bolsillo trasero de su pantalón.

Sonreí descaradamente dándole una nalgada.

-Quién te viera –soltó con una sonrisa a nada de reír.

No dije nada, solo...

-Llámame.

Detuve un taxi y subí mandándole un beso divertidamente que él atrapó y puso en sus labios de igual manera.