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Misuk se sentó junto a Siyeon frente al escenario.

“Estás que te mueres de frío, ¿no, Lee?” Dijo en un susurro mientras apoyaba la cabeza encima de su hombro.

"Jamás me imaginé que el clima estaría así, para nada." Subió el cierre de su abrigo hasta el cuello, buscando algo de calor.

"Juré que te quedarías en casa esta noche. Se me hizo raro que vinieras, ¿sabes? Como siempre eres tan reservada..."

"A veces cansa vivir encerrada." Cruzó las piernas, observándola de reojo. "Además... Tus amigos no dejaron de insistir."

"Una disculpa por eso." Rio sin gracia, agarrando el vaso de cerveza de la mesa.

Jugó un poco aburrida con la caja de cigarros perteneciente a su supuesta amiga para luego soltar el primer suspiro nocturno.

"¿Y? ¿Qué tal el trabajo? Oí que les está yendo bastante bien... ¿Es verdad?" Se lamió sensual los labios, saboreando con cierto placer la bebida.

"Eh, no es algo que ame, pero intento dar lo mejor de mí cada día. Oh, sí..." Hizo una pequeña pausa, tragando saliva. "Las ventas han mejorado muchísimo en los últimos meses. Mi familia está súper contenta por aquel avance."

"Y tú pareces la única infeliz... ¿No es así?" Levantó una ceja, interrogativa.

Un incómodo y largo silencio reinó de repente.  

Misuk bajó la cabeza, fingiendo molestia.

"Extraño a la vieja Siyeon." Expresó en un hilo de voz. "Te has vuelto fría... ¿Acaso no lo notas? Y sí, sé que odias con toda tu alma ese empleo, lo sé a la perfección, que tu vida pasó a segundo plano desde que ellos se fueron..." Quiso continuar. Siyeon se le adelantó. 

"No tienes ni puta idea de lo vacía que estoy, ni por qué me comporto de esa manera, así que no opines nada, métete en tus propios asuntos, Min." Refunfuñó.

La chica entreabrió los ojos, arrepintiéndose enseguida de sus atrevidas palabras.

"¡Lee Siyeon!" Gritó desesperada.

Fue inútil llamarla... Se había ido corriendo con el paquete de cigarrillos dentro de la campera de cuero.

Una lágrima rebelde cayó por su mejilla derecha al salir del bar, llenando sus pulmones de esa mierda.

Mierda, mierda, mierda...

"Te consuelo... Solo si lo tiras." Le dijieron por detrás, sintiendo las suaves manos de alguien en la cintura.

"Déjame terminarlo, al menos." Pidió.

"Es malo para tu salud..." Se lo arrebató de la mano. "Ah, y si ella te hace daño, deberías buscar a una persona que...

"Te quiero a ti. Te quiero a ti, Bora. Espero que puedas comprenderlo..."

[...]













































The Gray Life [suayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora