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En la actualidad...

Bora abrió lentamente los ojos, moviéndose un poco en la cama. Siyeon pasó un brazo por su cintura, cuidadosa. Sonrió. Sincera. Mmm. ¿Cuándo fue la última vez que había sonreído de tal manera? Oh, ya... Lo recordó. La muchacha, calmada, estaba encima suyo, dándole pequeñas caricias en el vientre, muy concentrada en sentirla. Respiró hondo, mordiéndose el interior de la mejilla izquierda. Mierda, mierda, vaya mierda. Ahora era ella quien sonreía. La llenó de besos. Comprimió una carcajada. Rio por dentro. Moría de cosquillas. Luego, se quedó ahí, abrazándola con fuerza, avergonzada... Ni siquiera la miró.

"Te dormiste..." Puchereó, rozando tímida la piel de la castaña con su nariz.

"No pensé en quedarme dormida. Lo siento."

Sin quererlo, siempre se dormía cuando Siyeon se encontraba cerca. Tranquilidad. Eso le producía aquella tipa. Paz... La paz que él jamás le brindó.

"¿Sabes? Adoro verte dormir, por más extraño que suene..." Le susurró al oído. "Bonita..." Lento, enterró las uñas en sus piernas, bajando despacio.

"A mí me gusta tenerte aquí... Conmigo." Completó. Sus labios se curvaron, sonriendo, tomándola del cuello.

Esta mierda a veces era irreal. Mejor dicho... Lee Siyeon era irreal. Porque sí, otra bendita explicación no tenía. Maldita sea posible.

Bora desvió la mirada, alejándose.

Pero sabía que todo era una estúpida farsa también... ¿Verdad?

Todo.

Lo que Siyeon le decía. Todo era una vil mentira. Solo era una cualquiera en su vida. Eso era Kim Bora: una cara bonita. Tan simple como eso.

"Hey... ¿Qué pasa?" Preguntó, frunciendo el ceño.

Diablos. Se dio cuenta enseguida.

"Bora, Bora..." La llamó de forma dulce, jugando con sus muslos.

De repente, sus frentes se juntaron. Siyeon besó su mejilla, preocupada.

"Necesito ir al baño..."

Cielos. Terrible señal. Las palabras mágicas, ¿no? Las famosas, já. Esas que la convertían en una don nadie. Tonta. 4. El nudo en la garganta la mataría por completo si no vomitaba con urgencia. Real que lo necesitaba... Antes de que sea demasiado tarde.

"Sí, seguro, pero ponte ropa, ¿okey? Abrígate. Hace frío. No quiero que pesques un resfriado."

En este lugar la cuidaban, allá no la amaban. Qué coraje. Pensamientos de porquería.

"No tardo." Avisó, parándose.

Es que sí, se aproximaba lo peor, claro está. Obvio.

Siyeon, en cambio, aprovechó en buscar una mejor posición. Su espalda tronó, haciendo una mueca. Negó con la cabeza. Bora... No la dejó de mirar, sino hasta que la perdió de vista. Parpadeó. ¿Qué...? ¿Por qué no paraba de reaccionar así? ¿Qué carajos le sucedía? Suspiró, echándose hacia atrás en la cabecera. Anhelaba respuestas, sí. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... Minutos. ¿Acaso por qué razón tardaba tanto? Se encerró y no salió. Dios Santo. Trotó, vistiéndose rápido en el proceso. Giró el puto picaporte. Respiración agitada. No, no, no, ¡no...!

"N-no..." Tartamudeó, agachándose a su lado mientras la agarraba de los hombros para que no continuara. "No lo hagas... No, por favor, no... ¡No me hagas esa mierda, Bora! ¡Por favor! ¡No!" Gritó desesperada.

"Perdón..." Expresó cabizbaja, tapándose con su propio pelo. Apenas podía modular. Humillación. Idiota.

Ambas lloraron de la angustia, de la... Frustración. Acto seguido, Bora se desvaneció en sus brazos.

"¡Bora! ¡Bonita...!"

Boom. Oscuridad. Boba oscuridad.

–"Estás rota, Bora..."

–"Sí, Siyeon, lo sé, estoy jodida..."

Nos vemos en el próximo capítulo...

[...]








The Gray Life [suayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora