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Cap. 11

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A la mañana siguiente.

Katsuki desayunaba un cereal bajo la atenta mirada de sus amigos, a ecepción de Kirishima, quien había comenzado a tomar un poco de distancia con el rubio mientras las cosas seguían siendo un tanto incómodas, y Sero, quien al parecer solo se había quedado dormido.

-Bakubro- le llamó la chica -¿estas bien?. Ayer nos asustaste un poco, y creo que aun no nos has explicado nada...

-Estoy bien- respondió- solo se adelantó mi celo- añadió restandole importancia, con esperanza de que no continuarán preguntando.
Normalmente no les hablaba sobre aquellos temas, pero el hecho de que el chico fuera un omega y la chica beta le tranquilizaba, puesto que ambos amigos comprendían lo que estaba sucediendo con el rubio .

Tras esta respuesta ambos no volvieron a tocar el tema, ahora sin preocuparse por la repentina huída del salón de clases del que el rubio había sido protagonista el día anterior.

Pero Katsuki era consciente de que las preguntas de sus amigos no serían un problema en comparación con lo que le quedaba por el resto del día.

Y tal y como había pensado, en cuanto el profesor entró al aula y la puerta se cerró la incontenible necesidad de observar a su alfa, acercarse a el y echarse en sus brazos y no salir de entre estos por el resto del día se hizo presente.
Por lo que la igualmente grande necesidad de contenerse lo estaba matando.

En sierto momento Aizawa salió del aula, dejando a los estudiantes solos por lo que comenzaron a platicar entre ellos y alguno que otro a hacer alguna broma estúpida.

-Kacchan, ¿te encuentras bien?- preguntó el pecoso acercándose a la banca del rubio.

-¿Cuanto tiempo lleva la clase?- inquirió con una notable desesperación en su voz.

-Quince minutos...- respondió. Empezando a preocuparse aun más por su amigo.

-Tengo que salir de aquí- dijo un poco más fuerte de lo que hubiera querido, levantándose de su asiento.

Pero en el momento en el que levantó la mirada quedó completamente inmóvil, su profesor su estaba a punto de volver a entrar al aula le miraba extrañado, claramente le había escuchado.
En la mirada de el adulto se veía la confusión, pero también había una leve decepción y tristeza.

Katsuki sin pensarlo volvió a habría la boca en búsqueda de decir algo para aligerar la situación, más las palabras se negaron a salir de su boca.

-Joven Bakugo- llamó el profesor- acompañeme por favor.

Las miradas de sus compañeros se fijaba en el, haciéndolo sentir incomodo, y el ansioso pecoso a su lado que observaba la situación en silencio no le ayudaba en lo absoluto.

En silencio cruzó el salón en dirección a su profesor, quien evadió la mirada del omega y caminó hacia la sala de profesores, con el rubio siguiendole el paso. 

Al entrar en la oficina Aizawa se hizo a un lado, permitiendo que el rubio entrara. Le hizo un ademán con la mano para que se sentara en una silla frente al escritorio, mientras que el se sentó en otra detrás del mueble.

Katsuki observó la superficie de madera del, sobre esta se encontraban unas cuantas pilas de hojas, que aparentemente el profesor había estado leyendo y calificando.

El silencio se volvía con cada segundo un poco más incómodo.

-Este... sensei- murmuró mirando sus manos.

No te alejes de mí  >AizaBaku<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora