No te alejes de mí >AizaBaku<

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Cap. 4

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Me desperté un tanto adolorido, no solo por la mala noche, sino también por la pésima posición en que había dormido y el incomodo lugar en que me encontraba, aún estaba en el baño, la luz del exterior entraba por la ventana iluminando la pequeña habitación en la que me encontraba, fruncí el ceño con molestia, aun quería seguir durmiendo, puesto que aún era de madrugada.

Me levante molesto y me volví a mi habitación caminando pesadamente hacia mi cama, una vez estuve lo suficiente cerca me deje caer a esta sin cuidado alguno provocando que una sábana resbalara al suelo, me arrastre en mi cómoda cama y me deje caer sin fuerzas acomodando mi rostro en la almohada quedando boca abajo, subí ambos brazos cruzándolos y posando mi frente en uno de estos.

Un leve maullido llamo mi atención haciéndome voltear a un lado observando al pequeño felino de color negro con una única mancha blanca en su pata delantera izquierda, el cual se estiraba bostezando mostrando sus afilados dientes a mi lado sobre la cama, acaricie la cabeza de este suavemente dejando que se me acercara y se echara a mi lado apoyando su cabeza en la almohada a mi lado.

Una sonrisa se apodero de mi boca al recordar la causa del malestar, me voltee hasta quedar boca arriba observando el techo mientras me imaginaba a mi omega.

El hecho de que le hubiese marcado después de tanto tiempo indicaba que estábamos algo alejados, y apenas había ocurrido un mínimo acercamiento, también se podía deber a una cierta diferencia de edad, pero le ignore emocionado ante el hecho de que era posible que también fuese un héroe profesional, por lo que intente recordar a todos aquellos héroes omegas que habían estado en la ciudad últimamente y las misiones más cercanas y a sus integrantes, lo cual fue completamente inútil, ya que no recordaba los nombres ni segundo genero de los héroes, me reprendí a mí mismo por no ponerle atención a aquellos que me rodeaban, en cualquier momento podría necesitar trabajar junto a ellos, aunque prefería trabajar individualmente, y también podía necesitar recordarles para intentar descubrir quienes podrían ser mi omega destinado. 

La idea de que podría encontrarle pronto cruzo mi cabeza levantándome rápidamente y observando la habitación a mi alrededor cautelosamente, la poca iluminación no mostraba mucho, pero podía ver la ropa tirada en el suelo y basura amontonada, sin contar las tareas sin revisar de mis estudiantes amontonada en el escritorio junto a una gran cantidad de papeles, los cuales serían los exámenes en los que había estado trabajando para ponérselos a los estudiantes la próxima semana.

Di un suspiro cansado mientras juntaba toda mi fuerza de voluntad y me levantaba de la cama con pereza, el gato me observo confundido unos momentos para luego retomar su siesta.

Tras un arduo trabajo la habitación había quedado limpia, o al menos en lo que cabe considerando el hecho de que no era muy bueno ordenando las cosas.

Aspire el aire lentamente a la vez en que habría la ventana dejando entrar el fresco aire de la mañana y los primeros rallos del sol, era un lindo día, y tenía buen humor, obviamente debido a la esperanza de encontrar a mi omega, voltee hacia la cama, la cual seguía destendida, tome al gato en brazos llevándolo delicadamente y dejándolo en una silla para luego acomodar torpemente las sábanas y almohadas sobre el colchón mientras la acusadora mirada del felino me observaba aun un tanto confundido y molesto por la repentina cantidad de movimiento en el departamento a estas horas de la mañana.

Me di una ducha rápida sin poder dejar de pensar en quien sería mi omega en todo momento, pasé rápidamente por la cocina tomando una taza de café observando el trabajo que tenía al ver tanto desorden en todo el departamento, pero salir en busca de aquel omega me era mil veces más importante que mantener la cocina limpia.