Capítulo 3.

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"El futuro se ve brillante, cómo el negro de esta noche."

—Television Heaven, Lana del Rey

Toni había golpeteado a Valentina severamente después de tal habladuría, ésta exasperada empezó a gruñir intentando deshacerse de la omega que la atacaba con vehemencia y su alfa entonces se acercó a apaciguar la situación.

—Val, vamos mujer, deja de gruñirle o me voy a enojar.

—¡Qué me deje en paz! —Exigió sosteniendo las manos que violentaban su pecho con odio. Cheryl gruñó en serio y se acercó a tomar a su omega de la cintura.

—Bonnie, mejor ya déjala. Hablemos de esto de la manera más civilizada.

—¡No! ¡Valentina Carvajal, deja de ser una idiota sin corazón y no juegues con cosas así! ¿No ves que la pobre chica está perdida? ¿¡Te parece gracioso burlarte así de ella!? —Alegaba tirando manotazos. La alfa se mantiene mirando a la omega detrás de ellas con su semblante serio, y Juliana se encogió pequeña en su lugar.

—No estoy jugando. —Advirtió para todas las presentes y con su vista aún aglutinada a la omega menor. Levemente esquivó a la caótica pareja y se acercó al sillón dónde se hundía la chica.

—Hablemos —demandó mientras la joven la miraba a los ojos —sí hablas conmigo podemos llegar a un acuerdo, y todo va a estar bien. ¿Sí?

Juliana la miró a los ojos por primera vez desde que habían coincidido, intentando descifrar un rastro de mentira o crueldad en aquellos zafiros. Eran tan brillosos y claros como si estuviera viendo el mismo cielo y se sentía ahogar en un océano.

Toni y Cheryl forcejeaban entre sí para evitar que la omega mayor cometiera una locura. Valentina ya harta, volteó su cabeza sobre su hombro y mostró los colmillos.

—Mejor vuelvan otro día, Cheryl. Necesito encargarme de esto.

—¡No! ¡Tonta si crees que la voy a dejar a tu merced!

Cheryl tenía miedo de que Valentina arremetiera contra su omega, pero tenía más miedo de que ésta arremetiera contra ella. Aflojó un poco su agarre y aspiró sobre su cuello para tranquilizarla y transmitirle templanza, se vería en la penosa necesidad de incluso lamer su marca para que la omega volviera en sí. Se comportaba como una madre cuidando de su cachorra.

Lo más curioso era que la omega más chica asemejaba, de hecho, a una pequeña cachorrita con sus adorables ojitos y sus abultadas mejillas.

—Vamos, Toni. Confiemos en Valentina ¿Sí? Actúas como si fuera una asesina serial. —seguía con su nariz clavada en el hueco de su cuello, y sobando sus hombros como animándola —podemos dejarle nuestro número a Juliana ¿Te parece? —ronroneó en su oído. Toni despabilo y, con calma, asintió.

Se acercó hasta el sillón y empujó a la alfa poco importándole si estaba en la borda de conseguir un golpe. Se arrodilló frente a la adolescente y rascó su pelo con cariño.

—Escucha Juliana, yo sé que tienes miedo. Ésta idiota olvida como tratar con humanos todo el tiempo, así que no te espantes si es muy tosca. —Advirtió echando un vistazo hacía la alfa que se paraba cruzada de brazos. —Pero este es nuestro número telefónico, este de aquí es el de mi celular y este otro el de Cheryl. —Anotó con una pluma los dígitos en una de las servilletas que acompañarían a los brownies.

—Gra-gracias, Toni. —Reverenció tomando la servilleta ofrecida.

—Si pasa algo llama a cualquiera de éstos y vamos por ti. —Prometió mientras se alejaba y tomaba su charola en manos, indignada amenazó con la vista a la dueña de la casa y se retiró. Cheryl rascaba su cabeza en incomodidad cuando Valentina la miró expectante con la ceja alzada.

Kerosene |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora