"Sueña un poco, sueña conmigo. Conviérteme en algo dulce. Prende la radio mientras bailas una canción de pop. A la mierda, te amo."
—Fuck It I Love You, Lana Del Rey—
Después del primer aumento no hubo vuelta atrás para la pareja. Había pasado media semana en la que se habían dedicado a atender las necesidades de la alfa en la cama, la sala o la ducha. Prácticamente toda la casa era una zona de guerra en la que batían sus cuerpos y descargaban pasión o amor, dependiendo de cuáles fueran sus estados de ánimo.
Dos días antes de lo previsto, Valentina ya empezaba a sentir que no necesitaba a Juliana a su lado todo el tiempo como los dos primeros días en los que estuvo tan recelosa que no la dejó siquiera salir de la habitación y la atendió ahí mismo. De cualquier manera, habían tenido mucho tiempo libre para encontrar posiciones que no pusieran en riesgo a su bebé.
Los muslos de la omega estaban completamente marcados con chupetones y mordidas, al igual que sus brazos y su cuello. Se veía en el espejo y parecía que una legión de arañas la había atacado, pero de todas maneras ella portaba orgullosa los tonos violetas de su piel.
Raven, Flor y Toni estuvieron turnándose para llamar tres veces al día durante, precisamente, tres días. Casualmente, siempre que entraba la llamada Valentina estaba enterrada en Juliana, muy egoísta como para tan siquiera querer contestar, o bien estaban dormidas.
—Creo que van a matarnos si seguimos sin responder. —Advirtió un día en la mañana la omega mientras tomaba su té.
—¡Já! Eso sería bueno. Van a matarme a mí. —Aclaró sacudiendo la cabeza.
—Flor podría intervenir por tí para hacerlas entrar en razón...
—Sí, solo no le cuentes todas las veces que me has tenido dentro y deberíamos estar bien con su ayuda.
—¡Valentina! —Se avergonzó Juliana dejando caer su cabeza entre sus brazos. La alfa rió y sirvió la merienda sobre la isla en la que tomaban sus comidas.
—Tengo que ir más al rato por víveres. Puedes quedarte a descansar y si necesitas algo agrégalo a la lista. —Le ordenó señalando detrás de ella hacia el refrigerador que tenía la lista pegada a la puerta. Juliana puchereó y frunció el ceño.
—Pero yo quiero ir contigo. —Reprochó con las mejillas llenas de comida. —Ya me aburrí de estar metida en casa todo el tiempo, además.
—Pues más vale que te acostumbres porque cuando estés en cuarentena vas a estar aquí mucho tiempo. —Le advirtió Valentina pasándole una servilleta.
—¿Cuarentena? ¿De qué cuarentena hablas?
—Después del parto, obvio. —Le respondió casi incrédula de que no lo supiera. —Cuando las omegas dan a luz tienen que estar en reposo unos cuarenta días, veinte al menos, para que puedan recuperarse del parto. También sirve para que refuercen el lazo con el bebé y puedan acostumbrarse los dos el uno al otro. ¿Cómo es que tienes a nuestra hija dentro y no lo sabías?
—No sé. Yo simplemente pensaba pujar para que saliera. Hasta hace unos dos meses era una gusana y ahora es mi gusanita. —Le recordó acariciando su estómago. —¿Y tú cómo sabes eso siquiera?
—...
—¿Valentina? —Insistió interesada.
—Compré un libro que explica todo sobre la maternidad, quiero creer que estoy preparada para ustedes dos.
—¿¡Qué!? ¿Tú–? ¡Pff! ¡Eres una abuelita! —Se rio de ella verdaderamente enternecida. Valentina rodó los ojos pues era la reacción que había esperado de la omega para ser honestas. Juliana se acercó hasta su lugar para abrazarla mientras lagrimeaba de la risa, a lo que la alfa la aceptó sobre sus piernas y como venganza empezó a cosquillearla. —¿Y todas las omegas pasan por eso de la cuarentena? ¿Qué hay de sus empleos por ejemplo?
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Kerosene |Juliantina
RomanceValentina es una huraña y terca alfa solitaria, que vive a las afueras de la ciudad, cómo encargada de un viñedo turístico. A su edad ella ya no mantiene ningún sueño enfrascado porqué todos estos se han roto a lo largo de su vida. El único sueño qu...