"Hay cosas que quiero decirte, pero sólo te dejaré vivir. Pero si me abrazas sin lastimarme serás el primero en hacerlo."
—Cinnamon Girl, Lana Del Rey
Juliana sintió que su cabeza dolía y sus ojos estaban tan rojos que le dolía siquiera pestañear. Valentina amablemente no se despegó de ella en ningún momento mientras estuvo prestándole su hombro como consuelo, más al cabo de unos quince minutos de un incómodo abrazo se separó, le asustó la seriedad en el rostro de la alfa que se mezclaba con enojo. Volvió a sentirse pequeña.
—Necesito que hables —le ordenó Valentina sin tartamudeo. —Necesito saber la verdad, Juliana. ¿Quién eres? ¿A quién he metido a mi casa?
Juliana no pudo sostenerle la mirada, era algo frustrante tener que estar desviándola constantemente por las lágrimas que no parecían ceder.
—No puedo hacerlo, Valentina —hipó —me siento tan mal, es un secreto que juré llevarme a la tumba.
—Entiendo que sea tuyo, algo personal. Pero yo te di todo, incluso mi confianza. Y ahora necesito saberlo, Juliana. Puedo ayudarte si me dices las cosas porque para eso eres mi omega, ¿no?
—¿S-siempre voy a ser tu omega? —Preguntó con la cabeza gacha. Valentina no respondió, simplemente se limitó a guiarla hasta el sillón para platicar las cosas de una mejor manera. Quiso con todas sus ganas decirle que sí, expresar el revoltijo de sentimientos que tenía hacia ella, pero tenía una parte de ella alerta.
—¿Cuánto quieres a Emilie? —Cuestionó tanteando el terreno.
—Juliana... No me pruebes ahora, no soy yo la del secreto. —Respondió un poco desesperada.
—Pues necesito saberlo, porque era obvio desde un principio que no me embaracé yo sola —dijo a la defensiva.
Valentina pensó que no añadiría nada positivo si le gruñía de vuelta como siempre hacía cuando quería callar a alguien. Esperó con la mirada más seria y respondió la pregunta con un simple "Es mía".
—Había un alfa en mi escuela... —empezó con la voz baja y quebrada, como si quisiera esconderla —era un año mayor que yo en el curso, y era mi vecino.
La alfa sintió su interior siendo todo posesivo respecto a Juliana de nuevo, pero reprimió la sensación pues sabía que era algo instintivo y estúpido. Asintió con una línea recta en los labios.
—Yo, uhm, yo trabajaba en el restaurante de una amiga de mi madre. Vivir en mi casa con mi padrino y sus amigos borrachos no era el ambiente más apropiado, así que solía pasar mucho tiempo en el restaurante de Perla. —Hizo una pausa para tragar su nudo, mientras observaba sus manos incapaz de hacerle frente a la atenta mirada de Valentina. —Y él empezó a visitarme ahí.
—¿Así que era tu novio? ¿No quiso hacerse cargo? —Valentina cuestionó, sin poder evitar un gruñido bajo ante la idea de otro alfa que no fuera ella en la vida de Juliana y su bebé.
—N-no Val... —su llanto se desató nuevamente y más agresivo que las veces previas —tuvo una fiesta de cumpleaños, todo mundo estuvo allí. Pero a él solo parecía importarle yo —relató hipando mientras corría lágrimas de su cara —dijo que yo sería su mejor regalo de cumpleaños, pero yo le dije que no quería.
La cara de Valentina fue una obra artística estropeada por los colores tan opacos e indifuminables que obtuvo. Un semblante de sorpresa, enojo, y tristeza. No era su lado humano, pero la loba en una cuarta parte de sí misma quien estaba rechazando la naturaleza de lo que acababa de oír. Y lo odiaba, quería y necesitaba luchar contra aquello porque no tenía sentido que la alfa irracional que en ella vivía hubiera aceptado y se hubiera encariñado con un cachorro ajeno, y ahora que descubría la verdad acerca de su concepción se sentía insatisfecha e inquieta.
ESTÁS LEYENDO
Kerosene |Juliantina
RomanceValentina es una huraña y terca alfa solitaria, que vive a las afueras de la ciudad, cómo encargada de un viñedo turístico. A su edad ella ya no mantiene ningún sueño enfrascado porqué todos estos se han roto a lo largo de su vida. El único sueño qu...