Epílogo.

3.1K 264 18
                                    

Valentina sintió que su muerte pronto llegaría, no había manera en que pudiera sobrevivir a todo aquello. Malditos parques de diversiones y sus montañas rusas.

—Anda Valentina, tenemos que hacerlo. —Insistió Juliana con complicidad. —Quién lo diría de una alfa pura, tan grande y asustada de unos carritos.

—Lo dices porque tú no vas a subirte con ella a cualquier juego que se le cruce. Detesto las montañas rusas.

—¡Mami lo prometió! —Dijo la pequeña voz de su hija.

—Diablos, Emilie, ¿Segura que no prefieres la pista de carreras de legos? —Preguntó la alfa mientras preparaba el desayuno de la niña que esperaba pacientemente en la isla de la cocina antes de que el autobús escolar llegara.

—P–pero mamá... Sophia dijo que incluso le pediría permiso a tía Toni para que movieran su viaje familiar al próximo fin de semana, y así poder ir conmigo al parque de diversiones. —Reprochó la más pequeña con ápice de decepción.

—Ay Emilie, tendría que venderle su alma al diablo para convencer a Toni de algo así. —Dijo Valentina divertida ante la inocencia de la pequeña.

—¿Entonces Chaewon y Jiwoo? ¡Tía Flor sí les dio permiso!

—Eso es cierto, Valentina. Ayer la encontré a la salida del colegio y me preguntó si necesitábamos bocadillos para el viaje.

—¡Juliana, vamos a tener que hacernos cargo no solo de una niña, si no de cuatro! Es una locura.

—Agradece que la pequeña de Raven tiene apenas cuatro años, de otra manera estaríamos cargando con cinco.

—¿Cargar con la hija de Raven en un parque de diversiones? Sale más barato morirse.

—¡Mamá! —Se quejó la pequeña sin poder procesar aún que se trataba de sarcasmo. Juliana únicamente se rio, aunque fingió darle una reprimenda a su mujer.

—Vamos, Val, es el cumpleaños de Emilie y se lo prometimos. Ahora que ella y Sophia están en tercer grado pueden subirse a más juegos con la compañía de un adulto, y mientras tanto yo y Flor cuidaremos de sus gemelas mientras tú y Jazmín las acompañan a los juegos donde ellas no puedan subir todavía.

—¡Sí! —Emilie secundó la idea agitando sus brazos.

—¿Invitaste a Jazmín y a Flor también?

—Sí, Flor se veía algo indecisa de dejarlas ir así que le dije que podía venir. —Explicó untando un pan con mantequilla y mermelada mientras preparaba también el lunch de su hija. —Además hace mucho no platico con ella, desde que ha estado ocupada con la apertura de sus nuevas cafeterías en el otro punto del país. —Explicó dándole una mordida a su pan. —Y si queremos convencer a Toni es mejor que haya cuatro adultas presentes. ¿No lo crees?

Valentina terminó el desayuno de la pequeña y se lo pasó para que se apurara a comer, mientras Juliana terminaba de preparar su lunch. Era la rutina que habían creado a lo largo de los años, una preparaba su desayuno y la otra su lunch para tener un momento en familia las tres, pronto cuatro, desde la primera hora del día.

—Sophia dice que Tía Cheryl no quiere dejar sola a tía Toni por la bebé que están esperando. Pero si mami puede ir ¿Por qué tía Toni no? —Expresó con curiosidad la niña a la par que masticaba sus waffles.

—Porque Toni dará a luz muy pronto, Emilie. Ella tiene más meses que yo, mira mi panza y recuerda la de tu tía, hay más diferencia ¿No? —La contraria asintió. —Nosotras vamos a esperar a tu hermanita Olivia por otros siete meses, mientras que las mamás de Sophia tienen solo un mes para recibir a su nueva pequeña. A esa altura del embarazo una ya no quiere ni moverse.

Kerosene |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora