5: Lo que dijo la luna.

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En un sendero rocoso de la montaña, la bruja consultó a las runas una vez más, consiguiendo una respuesta positiva.

La miríada de estrellas colgaba en el cielo frío sobre su cabeza. Sus labios rojos se fruncieron en una sonrisa de felicidad pura.

— Ya está — dijo — viene hacia mí.

Hizo una mueca y vio el brazalete que tenía puesto, lo pensó un momento antes de suspirar y frotar la piedra roja del mismo un par de veces.

Frente a ella, las imágenes de sus hermanos aparecieron.

— Alexandra, cuidado con la magia que usas — comenzó Madame Gao — que, por lo que veo, se va agotando.

— Utilizar el anillo también la agota — señaló Bakuto con el ceño fruncido.

— Solo fueron una transformación y una maldición — se quejó — la estrella se acerca — sus hermanos gritaron con júbilo mientras el único hombre salía del anillo.

— Apenas brilla — llegó la voz de Bakuto desde algún lugar lejano, cada vez más cerca mientras se acercaba al espejo nuevamente — debes hacer que recupere su brillo o no servirá de nada quitarle el corazón — la vio con frialdad mientras en su tono expresaba una orden.

— Me encargaré de que lo recupere. Los llamaré luego — contestó casi entre dientes antes de cortar la comunicación con un ademán de su mano.

Se acercó a desatar a las cabras de su carreta, a Madani no le dio buena espina verla de esa manera.

— Haremos que se sienta bien y feliz, de esa manera recuperará su brillo.

Las nubes grises se arremolinaban sobre sus cabezas de repente, indicando una tormenta y la carreta en la que viajaban comenzó a crujir espantosamente. Los animales atados se sintieron agradecidos de no seguir ahí cuando sucedió la transformación. Las tablas crecieron, el metal se multiplicó y pronto una cómoda posada se creó en medio del bosque justo antes de que el cielo desatara su furia.

— Jugaremos a la familia — murmuró Alexandra acercándose a unas temerosas cabras — yo seré la amable encargada de la posada y tú — señaló al macho cabrío y un destello verde salió de sus dedos, convirtiéndolo en un corpulento hombre con una barba tupida, un poco torpe al principio y sin acostumbrarse a usar las piernas — no eres mi tipo, pero serás mi amado esposo, Logan. Y tú — señaló a la otra cabra y la misma chispa la envolvió hasta convertirla en una chica nuevamente — serás nuestra amada hija. Muda.

Madani notó que no podía hablar y quiso llorar, pero la bruja no se lo permitió.

— Prende el fuego — le indicó al ahora llamado Logan — y tú prepara un baño, nuestra invitada está a punto de llegar.

***

Matt Murdock soñaba.

Estaba cayendo hacia la luna y esta le estaba hablando: «Por favor — susurraba la luna, con una voz que le recordaba un poco la de una madre — protégelo. He visto tu buen corazón al desatarlo. Protege a mi hijo. Quieren hacerle daño. Yo he hecho cuanto he podido».

La luna le habría dicho más, y quizá lo hizo; pero se convirtió en un resplandor de luz sobre el agua a gran distancia bajo sus pies, y entonces se dio cuenta de que una pequeña araña le paseaba por la cara, y de que tenía el cuello dolorido. Levantó la mano para apartar con cuidado la araña de su mejilla, y notó que era de día.

Escuchó un carruaje acercarse antes que los mismos árboles. Corrió a través del bosque sin importarle rasgar su ropa hasta el camino, pero no alcanzó la diligencia a tiempo.

Stardust [Fratt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora