7: Clases de vals y esgrima para tontos.

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— Eso salió excelente — dijo la capitana mientras se dejaba caer en uno de los sillones con un suspiro.

— ¿Realmente no se dieron cuenta de nada? — preguntó Frank, curioso, un poco más tranquilo por no tener que fingir vulnerabilidad.

Por otra parte, estaba feliz de ver al pelirrojo en una sola pieza, aunque se veía gracioso con esa especie de mallas blancas. Aun así, ambos sonrieron sintiéndose aliviados de que la mujer cumpliera con su palabra.

— Soy una gran actriz, y tú ayudaste mucho, grandote — señaló a Castle y después le indicó que se sentará frente a ella en otro de los sillones.

— ¿De dónde sacaste ese maniquí? — preguntó el pelinegro con gran curiosidad mientras Jones servía tres tazas de café.

— Tengo varios. Es la mejor forma de crear una perfecta reputación sin derramar nada de sangre. Siempre funciona — dijo encogiéndose de hombros. Ambos asintieron dándole la razón.

— Capitana... — siguió hablando la estrella.

— Pueden llamarme Jessica — dijo con un ademán de mano restándole importancia.

— Todo salió bien, pero ¿cómo es que no reconocerán a Matt?

— Amigo, cuando termine con él ni su madre podrá reconocerlo. Tenemos dos horas para llegar al puerto — se levantó con un enérgico brinco — vengan, deberían cambiarse esos harapos.

Los guio a un pequeño closet abriendo las puertas de par en par, dejando ver el gran vestidor escondido. Con cientos de prendas distintas y maravillosas, desde vestidos ceñidos, de seda, pomposos, con holanes hasta trajes de colores vibrantes, pasteles, aterciopelados, pasando por lo que los creían que eran sus uniformes de trabajo, capas, botas, zapatos, tacones. Era un sueño que solo las boutiques más grandes de Francia podrían comparar.

— Toma — le dio a Matt un traje de tres piezas: un saco negro, pantalones de vestir del mismo color, un chaleco color vino y unas botas negras; además de unos lentes de un rojo muy oscuro — no pregunten, odio botar todo, el día que lo haces vuelven a estar a la moda — comentó divertida.

— Gracias — Matt acariciaba el traje fascinado, sin duda la capitana tenía buen gusto, ni con su salario de empleado hubiera podido comprar un traje así, la ropa que solía usar estaba hecha de telas que le erizaban la piel.

— Tú — se dirigió a Frank, esta vez — ve los trajes, puedes escoger el que gustes.

— Oh no, yo estoy bien — puso su mejor cara de amabilidad, Jessica puso una mano en su hombro y fingiendo la misma cara de amabilidad dijo:

— Te ves horrible y estás vistiendo una bata de baño — Matt se rio de ellos a sus espaldas contagiando a Castle, quien terminó por aceptar.

Cuando estuvieron listos, salieron del vestidor encontrándose con una complacida Jessica Jones, que se acercó a acomodar las solapas del suave traje negro de Frank, supo que también vestía una corbata del mismo color y un chaleco rayado, pues él mismo se lo había dicho.

No pudo evitar fruncir el ceño. Escuchaba lo mucho que la mujer tocaba al otro y por alguna razón, no le agradaba eso, por lo que, se aclaró la garganta esperando a que se separaran.

— Muy bien, siéntate, Matthew — puso una silla en el centro de la habitación — necesitas un corte.

— ¿Corte? — preguntó al mismo tiempo en que la capitana se colocaba tras él y movía su cabeza de un lado a otro. Le puso una bata y la escuchó girar el peine entre sus manos — mi cabello ya está corto.

Stardust [Fratt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora