Fisk detuvo el caballo justo cuando llegó al hueco en el muro, se extrañó de ver una gran mancha negra en el césped, parecía la silueta de un cuerpo calcinado, llevándose un poco de pasto con él.
Metió la mano en su bolsillo para sacar las runas, pero entonces su mirada se desvió a las huellas de un carruaje, el camino de las ruedas seguía recto alejándose más del muro.
— ¿Alguien más ya tiene a la estrella? — preguntó con prisa, maldijo en cuanto vio la respuesta afirmativa en las runas.
Dejó salir un suspiro cansado mientras tomaba las riendas y hacía que el caballo comenzara a andar de nuevo.
Su personalidad ambiciosa le dio las fuerzas para seguir galopando a través del camino que había dejado marcado el carruaje para encontrar la gema que por derecho era suya, y si gobernar eternamente era una opción, él no pensaba desperdiciarla.
No habría nada que se interpusiera en su camino.
Los fantasmas de sus hermanos solo podían mirar y seguirlo, impacientes por ser liberados al encontrar el poder de Stormhold.
***
Alexandra sonrío satisfecha al llegar a la mansión que ahora tenía por hogar, solo esperaba que sus hermanos la hubieran cuidado tanto como ella hubiera hecho, pues las bellas vitrinas de cristal que había instalado con tanto esfuerzo debían lucirse.
— Hemos llegado, abajo — ordenó al abrir la puerta del carruaje donde no se sentaban más fantasmas, sino personas de carne y hueso... Y quizás un poco de polvo de estrellas.
Frank trataba de buscar una forma de liberarse, aún sabiendo que esas malditas cadenas de plata eran indestructibles y que su cuerpo aún no respondía del todo a lo que él le ordenaba.
La mujer que lo acompañaba se dedicaba a rezar en voz baja por la seguridad de ambos. Incluso si él no podía salir de allí con vida, esperaba que ella pudiera, por lo que la mantenía detrás de sí, protectoramente.
Alexandra agitó una mano y las enormes puertas se abrieron solas, dejando ver el interior. Un enorme salón con varias ventanas de cristal, candelabros colgando del techo que iluminaban la enorme estancia, jaulas de un lado con diversos animales dentro y cajas con otros ornamentos del otro, al fondo un par de escaleras que conducían a un balcón en lo alto y debajo de este una pequeña fuente.
Otras dos personas se acercaron con un andar tranquilo en cuanto los vieron.
— Lo lograste — exclamó la más bajita y regordeta, sonrió mostrando la falta de unos cuantos dientes.
— Trajiste a la estrella, pero... ¿Quién es ella? — señaló el hombre, con el cabello canoso y una tez morena manchada por el sol.
— Una esclava nueva — los otros dos parecieron complacidos con la idea — ella limpiará todo cuando terminemos con nuestro invitado — se acercó a Frank, quien la miraba con el ceño fruncido, en especial cuando tocó su pecho con una de esas uñas puntiagudas, seguía bajo ese hechizo que lo hacía simplemente impotente de defenderse. Ni siquiera se explicaba cómo seguía de pie — ¿tienen todo listo?
— Claro, desde que nos avisaste que venías para acá — respondió la más bajita mientras se encogía de hombros.
— No... — dijo el joven apenas en un hilo de voz, se sentía cansado, sus extremidades pesaban y caminar le parecía un esfuerzo sobre humano que solo era capaz de realizar por ser la voluntad de la bruja.
Eso no evitó que con su cabeza lograra golpear al hombre que se acercó para tomarlo del brazo, hasta que sintió otra dosis del hechizo que lo mantenía en ese estado.
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Stardust [Fratt]
FanfictionMatthew Murdock está dispuesto a hacer cualquier cosa para conquistar el corazón de su amada Karen, incluso prometerle que le conseguirá la estrella que ve caer una noche. Con la ayuda de un unicornio, un barco pirata que surca el cielo y una florec...