9: Donde se narran los sucesos acaecidos en el camino de barro.

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— Estás nervioso — dijo Frank después de varias horas caminando y verlo con aquella expresión, como jugaba con sus manos y se pasaba los dedos por el cabello en un indudable gesto de nerviosismo — ¿por qué?

— No lo estoy — no se podía decir si eso era una mentira o no.

Por su parte, Matt solo se podía enfocar en la tersa piel de Frank a su lado, sus fuertes brazos bajo él, lo bien que se sentía su aroma en su nariz y lo tranquilizante que le parecía el sonido de su corazón latiendo. Era cálido, en un sentido que aún no alcanzaba a comprender, sin embargo, no llegaba a quemar, solo lo necesario para recordar que estaba ahí.

Aun así, se limitaba a caminar con sus brazos entrelazados en un intento bastante malo de poder estar más cerca de él, argumentando que no tenía un bastón y que la consistencia del barro del camino le dificultaba aún más aquella acción.  Ambos sabían que no lo necesitaba, pero no se negó.

Frank asintió sin creerle, pero se sentía de una manera parecida, solo esperaba que el otro no notara su corazón acelerado cada vez que sus dedos recorrían sus nudillos.

A pesar de eso, lo miró un largo rato, solo analizándolo, tratando de descifrar si había algo mal.

— ¿Tengo algo en la cara? — Matt preguntó divertido.

Frank no esperaba que se diera cuenta de su escrutinio. Se aclaró la garganta y se enderezó de manera inconsciente, regresando la vista al frente.

— No, nada, solo pensaba en... algo.

— En algo... — murmuró Matt sin creerle ni una palabra.

Frank estaba a punto de decir algo cuando Matt se detuvo, y antes de que pudiera preguntar a qué se debía, se encontraban rodando a un lado de la carretera hasta desaparecer detrás de unos arbustos.

Una vez más, Frank se encontraba recostado en suelo con Matt sobre él, excepto que esta vez no habría ningún hueso roto.

— ¿Qué demonios te pasa? — comenzó un poco molesto — ¿quieres volver a romperme la nariz?

— No, lo siento, baja la voz — susurró mientras escuchaban cómo se acercaba un carruaje — perdón, venía alguien.

— ¿Y eso qué? — preguntó más calmado.

— No quiero arriesgarme y que te vean.

— Entiendo, pero sabes que si seguimos deteniéndonos no podremos... — un dedo se posó sobre sus labios, haciéndole callar.

— Espera — susurró el ojiazul escuchando atento como las ruedas de la carreta pasaban y sin detenerse, seguían su camino.

Suspiró de alivio y Frank ahora se encontraba con las mejillas sonrojadas debajo de él.

— ¿Qué? — preguntó el pelirrojo en un susurro aun cuando ya no tenían por qué hacerlo.

— ¿No estás tentado? — preguntó el mayor de la misma forma con una sonrisa — ¿ni siquiera un poco?

— ¿Tentado por qué? — preguntó acercando un poco más su rostro hasta que sus narices se rozaron.

— Por mí — respondió Frank sin saber que una vez más comenzó a brillar levemente — por mi corazón. Ahora ya sabes lo que implica el obtener el corazón de una estrella, ¿no deseas la inmortalidad? — preguntó.

— ¿Crees que te haría daño? — preguntó después de un rato en silencio.

— ¿Qué? No, no entendiste — ríe sin poder evitarlo, enternecido por la expresión del otro hombre.

Stardust [Fratt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora