[|02|]

2K 217 389
                                    

Michael amaba los hospitales, pero no lo malinterpreten, odiaba que tantas personas estuvieran enfermas, pero le hacía feliz ir a leerle a los niños pequeños

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Michael amaba los hospitales, pero no lo malinterpreten, odiaba que tantas personas estuvieran enfermas, pero le hacía feliz ir a leerle a los niños pequeños.
Adoraba sacarles sonrisas a los nenes que se sentían mal debido a sus padecimientos.

Aunque al inicio lo hacía como castigo por parte de su madre, después comenzó a hacerlo voluntariamente. La risa de los niños le devolvían la felicidad que hace mucho no sentía.

Una tarde, específicamente a las 3:15 pm, se encontró con un chico solitario. Parecía muy concentrado en un pequeño libro. Se acercó, pero este no notó su presencia. Se dio cuenta de que el libro que poseía era el de Rapunzel, una versión infantil escrita por un joven desconocido.

Se animó a hablarle y, sinceramente, fue la mejor decisión que había tomado en años. Ambos comenzaron a juntarse todos los días a la misma hora en la habitación de Byers a leer el libro que fue obsequiado por el hermano mayor de Will.

—¿Es el primer libro que hizo?— prácticamente gritó emocionado.

—Por supuesto, tengo desde su primer borrador hasta la versión final. —Wheeler tenía la boca abierta de la impresión, no podía creerlo. —Soy increíble, lo sé.

—¡Lo eres! Es admirable, ¿sabes cuanto vale esto? Podrías venderlo y comprarte siete casas si así lo deseas.

Will no pudo evitar soltar una carcajada, Michael era lindo y gracioso.

—Podría, pero tienen un valor emocional que importa mucho más que el dinero. — respondió mientras observaba el libro con nostalgia.

—Tienes razón, fue algo tonto, lo lamento. -— se disculpó rápidamente, creyó que le había ofendido.

—¿Qué? no te disculpes, fue ridículamente tierno y sincero. — Byers contestó, y al ver su rostro notó que estaba arrepentido de decir eso. —No me ofende, al contrario, así que no te preocupes.

Después de esa charla ambos se la pasaron hablando horas y horas sobre ambas versiones de esa historia, sabían que las dos eran increíbles, pero una era más centrada en el público joven y otro infantil. 

Todo era perfecto.

Todo era perfecto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Mike continuaba con su trabajo leyendo a niños, sin descuidar sus visitas al joven Byers. Tenía planeado presentarlo a los pequeños que escuchaban sus lecturas, sabía que lo amarían tanto como él empezaba a hacerlo.

Will había aceptado visitar a los niños, amaba las lecturas, y aunque no era la primera vez que escuchaba a Michael leer, ansiaba oírle contar cuentos a pequeñas personitas.

Al momento de ingresar a la habitación llena de colores cálidos y brillantes pudo notar que la mayoría de los niños lo miraban con intriga y emoción.

—¿Será nuestro nuevo maestro de lectura? — preguntó una niña emocionada.

—Solo si él quiere.— Respondió Wheeler

—¿Es tu hermano?— siguió con las preguntas otro niño.

—No, no soy su hermano.— Esta vez habló Byers.

—¿Es tu novio?— preguntaron los mellizos Martínez a la vez.

—¿Qué? No, nosotros somos, um...—Mike intentó pensar en algo, pero los pequeños fueron más rápidos y comenzaron a molestarles.

—Son novios, son novios...— repitieron los niños mientras aplaudían.

—¿Amig-

—¿Qué cuento quieren escuchar hoy?— Byers rápidamente cambió el tema y los niños inconscientemente se concentraron en pensar que cuento querían escuchar hoy.

—¡La bella y la bestia!

—¡La princesa y el sapo!

—¡Rapunzel!

—¡Sí, queremos Rapunzel!— los niños comenzaron a emocionarse de más y gritaron por escuchar el cuento de la chica en la torre.

—Bien, será ese.— respondió Wheeler.

Michael tomó un pequeño libro que estaba en el estante de madera verde pasto y comenzó la lectura.

—Había una vez una pequeña niña que vivía en una torre muy, muy alta. Fue dejada ahí por su madre, quien cuidaba demasiado de ella sin permitirle salir a conocer el mundo. — respiró profundamente mientras observaba el libro. Con una pequeña sonrisa dio vuelta a la página y continuó con su lectura.

Byers no podía apartar la mirada de él, su corazón se sentía emocionado cada que lo veía. Era demasiada su admiración al escucharlo leer ante el público sin tartamudear o sonar nervioso. Era algo que William quería experimentar alguna vez.

—...Y vivieron felices por siempre, fin.—fue lo último que escuchó antes de que el chico cerrará el libro y lo dejara en su lugar.

Se sentía avergonzado, no prestó atención a la lectura por estar viendo a su amigo.

—¿Qué les pareció la lectura?— preguntó Mike

—¡Increíble!— gritaron todos los niños llenos de emoción.

—La próxima vez será el joven Byers quien les lea, realmente es bueno en ello.

¿Joven Byers? Era una forma rara de referirse a él, ni su doctor lo había llamado así.

—¿Puede leernos otro cuento?— preguntó una niña pelirroja y pecosa.

—Tal vez la próxima, el joven Byers está muy cansado.

—Oh, está bien, será la próxima.— la niña sonrió y corrió a jugar con sus amigos.

Mike tomó el brazo de Will y lo guio a su habitación. Su madre estaba muy alterada y con 5 doctores y enfermeras rodeándola tratando de calmarla.

Pensó que había escapado, otra vez.

Pensó que había escapado, otra vez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.







''3:15'' [byler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora