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Krel estaba mirando, desde la barra de notificaciones, aquellos mensajes que el chico le enviaba

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Krel estaba mirando, desde la barra de notificaciones, aquellos mensajes que el chico le enviaba. Llevaba más de 99 mensajes y llamadas. No sabía que hacer, cada noche se sentía amenazado por alguien que ni siquiera estaba en su misma habitación. Durante el día, trataba de evitarlo, pero en esos momentos de mala suerte, se encontraba al chico, Seamus estaba con su grupo de amigos, miraba al chico y su expresión cambiaba. Krel hacía como si no hubiera notado su presencia, pero era claro que sabía que lo tenía a un par de metros. Sobre todo, sentía aquella mirada penetrante que le erizaba cada pelo suyo. Sentía un nudo en la garganta, acompañado de un aumento de temperatura en su rostro y su corazón latía a mil por hora. No podía soportar más esa presión, debía de hacer algo al respecto, pero no sabía qué hacer. Quería tomar a Marinette de la mano en público, darle besos y abrazos como una pareja normal, pero era imposible. La joven comenzaba a sospechar que algo le ocurría al moreno, actuaba muy lindo en su casa, en el cine e incluso en salidas de amigos, pero se ponía nervioso en el parque, en el centro de la ciudad e incluso en la escuela. Estaba preocupada por él. Layla era la única que sabía de su problema, actuaba como si no estuviese consciente de ello, pero vaya que lo estaba, incluso más de lo que Krel podría imaginar. Layla nunca fue una chica que alguien pudiese describir como "buena", era problemática. La joven solía mentir para beneficio propio, era traicionera y siempre utilizaba la manipulación a su favor. También solía ser envidiosa, hipócrita y entre otras cosas. Es, para muchas chicas de la escuela, la reencarnación de la maldad en una persona. No sentía remordimientos ni empatía por nadie, pero era diferente con los hermanos Tarron, cuando los conoció de niños, por primera vez se sintió diferente. Los otros padres de otros compañeros de primaria siempre le hacían el feo, esto gracias a los rumores sobre su persona. Se decía que era ladrona, que amenazaba a los profesores y que incluso podría ser traficante de dulces con droga, a pesar de que nada de eso era cierto, todos guardaban distancia. Todos menos Aja, quien solía saludarla sin importarle que sus amigas la regañaran. La albina siempre fue atenta con ella y trataba de que la joven tratara de integrarse en su grupo de amigas. Layla siempre se negó a eso, decidió que mejor se quedaría con su papel de mala. En secundaria fue diferente, tenía muchas amigas y ahora podía manipular a la perfección a sus amistades para que hicieran lo que ella quería, pero en cambio, con la albina nunca fue así. Siempre que la miraba, podía rebobinar nuevamente hacia el pasado y ver la primera vez que Aja se había acercado a ella, ese brillo en sus ojos era exactamente el mismo, nunca cambió. Con ella era diferente, no podía manipularla o decirle mentiras ¿Por qué se sentía así? Incluso con su padre podía adquirir una faceta de víctima para lograr sus objetivos, pero con la joven de ojos grises no. Desde ese momento, ese preciso momento, supo que había algo en la joven que hacía sentirla bien... Se sentía querida. A Layla siempre le han gustado los chicos, incluso había hecho terminar relaciones para poder quedarse con un chico que le había llamado la atención, pero al verle los ojos, no podía sentir lo mismo que sentía con la albina. Podría ser que sentía una especie de apego emocional hacia ella, o un simple encuentro amistoso. Buscaba entre tantos chicos, quería sentir el mismo apego en uno de ellos, pero nada, no sentía nada. Cuando comenzaba a juntarse más con la albina, conoció a Krel, tenía el mismo brillo que su hermana, y a pesar de no sentía lo mismo, se autoengañó para hacerse pensar que era el mismo sentimiento. Desde ese momento, se decidió en permanecer junto al moreno, era lo más cercano a esa sensación placentera y reconfortante que sentía hacia la albina. Su obsesión por mantenerlo a su lado era tan enorme, que al verlo sufrir le provocó un pánico y un dolor que nunca antes había experimentado. Ella nunca había tenido empatía por nadie, pero al ver a Krel en esa forma, era como apreciar a la joven albina, la joven de ojos grises estaba sufriendo, no podía permitir eso, no debía. Teniendo experiencia por convertir en bisexuales a algunos chicos gay, decidió emplear el mismo proceso con Seamus, debía encontrar un punto para que este accediera a pasar tiempo con ella. Notaba que el chico era el típico joven que quería ser destacable, quería siempre lucirse ante los ojos de sus amigos, por lo que decidió agarrarse por ahí. Si le gustaba alardear sobre sí mismo y esconder su preferencia sexual ¿Qué mejor cosa que juntar estas dos cosas? Con una novia tan atractiva como ella, era la cortina de humo perfecta.

[🥀]

Marinette caminaba junto a Krel, estaban surtiendo productos para la creación de su delicioso pan. Sabine llegó con una charola, la cual, tenía dos vasos de agua.

-- Tomen un descanso, niños. Llevan una hora completa cargando

-- Descuide, señora Dupain-Cheng, estoy bien. Pero si le acepto la bebida, muchas gracias-- Tomó el vaso y dio un sorbo con la pajilla.

-- Muchas gracias, mamá-- Sonrió y tomó el otro vaso.

-- De nada, lo que sea para que mis niños estén cómodos-- Sonrió dulcemente.

Un flash hizo que ambos voltearan a ver a Tom, este tenía una cámara apuntando a ellos.

-- Para el recuerdo-- Acomodó nuevamente la cámara-- Ahora, abrácense y sonrían

-- Papá-- Marinette se sonrojó.

-- Vamos, no se hagan del rogar

Los dos se miraron, Krel abrazó a la joven y sonrieron para la foto. Cuando esta fue sacada, Tom Sonrió y miró la pantalla de su cámara.

-- Es una bella foto, tengo el cuadro perfecto para esta

-- Bueno, vengan a comer. Ya casi está lista la comida

-- En un segundo vamos, ma

-- Gracias-- Krel sonrió.

Cuando los dos se fueron, los chicos estaban terminando de meter todo a la panadería.

-- Tú descansa, Marinette. Yo me encargo de lo demás

-- ¿Estás seguro? Quiero ayudarte

-- Tú tranquila, estoy bien-- Tomó sus hombros e hizo que se sentara en una caja-- Yo me encargo

-- Muchas gracias, Krel-- Sonrió.

Ambos se quedaron viéndose, la joven tomó el rostro del chico con ambas manos y le dio un cálido beso en los labios. Ambos cerraron los ojos y siguieron con el beso, al separarse, un sonrojo se adueñó de su mirada. La joven reaccionó y dejó de tomar su rostro.

-- Lo- Lo siento, no sé qué me pasó...

-- Tranquila-- Tomó su mentón-- Tus labios son muy suaves

Ambos siguieron viéndose a los ojos, era un momento muy romántico y lindo, nada podría interrumpir ese bello momento... ¿O sí?

-- ¡Solecito! -- Layla lo quitó de donde estaba de un tirón y seguido de eso lo abrazó.

-- Hola... Layla

-- Hola, mi Solecito-- Dejó de abrazarlo, miró a Marinette y dejó de sonreír-- Oh, Mari, no te había visto

-- Hola-- Sonrió nerviosa.

-- Hola-- Sonrió nerviosa

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⏰ Última actualización: Nov 19, 2022 ⏰

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