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Habían pasado dos semanas desde aquel acontecimiento, que en particular, había sido muy satisfactorio para Munson.

Hoy el sol estaba quemando más de lo habitual, y dentro del camper se encerraba todo el calor haciendo a Eddie, querer salir lo antes posible.

—¿Trabajarás hoy? —preguntó al ver que su tío comenzaba a vestirse con el uniforme gris de su trabajo.

—Yo no tengo vacaciones Eddie.

—¿Y si las pides?

—¿Estás loco? Ni aunque en realidad las deseara, me las querrían dar.

Terminó de colocarse el cinturón marrón y fue por un vaso de agua.

—¿Volverás tarde?

—¿Me estás pidiendo algo, Munson? —lo miró con una sonrisa de lado.

—Puede que si.

Dejó el recipiente dentro del lavadero.

—Te escucho.

El pelilargo sonrió y salió casi corriendo hacia su habitación. Regresó en menos de diez segundos con una hojita doblada entre sus manos y se la entregó a su tío con la sonrisa aún plasmada en su rostro.

—¿Qué es esto? —preguntó mirándola.

—Las cosas que necesitamos.

—¿Dijiste, necesitamos?

—Si, ehm... osea, yo y mis amigos.

El hombre alzó una ceja con burla.

—¿Tienes amigos?

Eddie abrió la boca sintiéndose ofendido por el comentario del mayor.

—No pienso responder a eso.

—Está bien. —tomó su gorra colocandsela —Al regresar pasaré a comprar tus... ¿Herramientas para el juego?

—¡No leas eso! —gritó tapando el pequeño título que había escrito arriba de la lista.

—Si, claro. Regreso en la noche.

Y así, salió del Camper para dirigirse al trabajo.

Eddie fue directo al baño. Se quitó la ropa lo más rápido que pudo y entró a la regadera, abriéndola y saliendo así el agua que agradecía, estaba a una temperatura regular.

Al salir, se vistió con nueva ropa, se peinó el cabello y se colocó un poco de aerosol.

—Hoy te ves muy bien. —se dijo a si mismo frente al espejo.

Al pasar por su armario, tomó una pequeña bolsa transparente que contenía hierba.

Cerró con llave la casa y caminó hacia el bosque tratando de no llegar tan lejos para no desviarse de regreso.

Se sentó sobre una gran roca y abrió aquella bolsita.

—Estuve esperando toda la semana por ti, preciosa. —sonrió, y del bolsillo de su pantalón, sacó un papel muy delgado en el que esparció la hierba.

Llevaba una hora fumando, quizás eran dos... ¿O eran tres? No lo recordaba, pero lo que si sabía, era que el bosque podría ser más entretenido de lo que alguna vez pensó.

Un ruido se hizo escuchar, y Munson volteó rápidamente para mirar qué era aquello.

No había nada.

Dejó de prestar atención y volvió a lo que llevaba haciendo desde hacia unas horas. Pero el ruido volvió a hacerse escuchar.

Dispuesto a investigar de dónde provenía, se puso de pie y se acercó a dónde creía, se hallaba lo que fuera que estuviese ahí.

Verano Del 84 || Steddie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora