Después de haber pasado casi dos horas, la película había llegado a su fin, y los autos comenzaban a irse del sitio.
Steve y Eddie estaban por llegar a la casa del menor, ansiando estar en ella lo antes posible. El rizado iba muy bien sujetado de su asiento mientras el castaño miraba a todos lados expectante de lo que ocurriera a su alrededor.
La apuesta había acabado con Eddie teniendo la victoria, eso después de que Steve gritara en la escena de más suspenso en el filme, el rizado solo tuvo la ventaja de no haberla visto por distraerse mirando a una joven.
Aunque después de aquello, los dos gritaban cómo niñas asustadas escena tras escena.
Al llegar al Camper, entraron directamente a la habitación de Munson.
—No dormiré ésta noche. —habló el rizado tirado en su cama.
Steve se acostó junto a él y miró al techo con los ojos muy abiertos.
—Definitivamente odio las películas de terror.
Eddie asintió estando de acuerdo con el castaño. De pronto, una sonrisa maligna se dibujó en sus labios, como si hubiese recordado algo.
—Gritaste primero. —dijo volteando su rostro, obligando al otro a imitarlo.
—¿Y eso qué?
—Que gané la apuesta, genio. —Harrington se maldijo mentalmente. —Harás lo que yo diga, garrapata castaña.
—¿Por qué garrapata castaña? —lo miró con una mueca antipática.
—Pues nadamás, en lo que se me ocurre algo mejor.
Steve rodó los ojos.
—¿Qué vas a pedirme? —preguntó sin rodeos, de verdad no tenía ánimos de hacer nada.
—Bueno, para ésto debemos salir.
Y aquella sonrisa tan peculiar de Eddie, no pudo decirle otra cosa que no fuera algo malo. Las últimas semanas que llevaba conociendo al rizado, le había enseñado muchas cosas sobre él, cómo por ejemplo, esa sonrisa, quería decir que tramaba algo terrible. O también cuando arrugaba la nariz después de colocar sus manos en la cintura, algo comenzaba a molestarle, lo demostraba muy obvio.
En fin, después de estar en el momento en el que estaba, había confirmado su teoría, la sonrisa no traía nada bueno consigo.
—No voy a hacer eso. —gritaba en voz baja.
—No seas llorón y cumple con la apuesta.
Se encontraban en frente del hogar de los Wheeler, atrás del auto estacionado del castaño.
—No puedo decirle eso a Nancy, pídeme cualquier otra cosa.
—Deja de ser tan marica y hazlo de una vez.
Steve sonrió de la nada.
—Tus palabras me traen recuerdos. —el rizado achicó los ojos, sabía perfectamente que Harrington hablaba del incidente en el río.
—Imbécil, jódete. —alzó el dedo medio y comenzó a caminar hacia la puerta de la casa.
—¡¿Qué mierda haces?! —miró a todas partes —¡Regresa aquí con un demonio! —empezó a correr trás él.
Tomó el cuello de la camiseta del pelilnegro, haciendo que cayera hacia atrás llevándolo también a él, comenzando un forcejeo en el que librarse y tocar el timbre era el propósito de Munson y el de Steve, era impedirlo a cualquier costa.
—¡Suéltame Harrington! —con su codo izquierdo empujó la cara del castaño formando distancia entre los dos, y Steve, respondió a esto tomando un mechón de los rizos del otro, jalandolo hacia atrás.
—¡No te soltaré hasta que prometas no hacer nada!
—¡En tus sueños idiota!
El sonido de la puerta siendo abierta se hizo escuchar.
—¿Steve? —los dos chicos miraron desde el piso a la hija mayor de los Wheeler. —¿Qué está pasando?
Se vieron directamente antes de que Eddie se colocara de pie frente a la chica.
—Hey Wheeler, pasábamos por aquí y el tonto de Steve recordó que debía decirte algo muy importante. ¿Cierto Harrington? —se volteó a mirarlo. —Bueno, fue bueno verte, los dejo, iré a esperar al auto.
Se alejó de ellos para entrar al coche después.
—¿Querías decirme algo, Steve?
El castaño se levantó con algo de pena.
—Nancy, yo... —rascó su nuca, no quería decirle las palabras que Eddie le estaba obligando a decir. —Yo...
—¿Tú...?
Cerró los ojos soltando el aire acumulado en sus pulmones.
—Mira, seré honesto contigo. —la chica miró preocupada al castaño. —Hoy por la tarde, Munson me retó a decirte algo, algo que no quiero decir, porque ya de por sí es muy vergonzoso estar aquí.
—Pero es que no entiendo que podría obligarte a decir Eddie que te tiene de ésta manera. —su mirada fue a dónde el rizado se encontraba. —¿Es algo malo o...?
—Nancy, —interrumpió Steve. —Lo que Munson quería que te dijera, era lo mucho que aún me gustas.
La mirada de Nancy se ablandó aún más.
—Steve... —susurró con tranquilidad en la voz —Tú sabes que estoy con Jonathan, y sabes lo mucho que lo amo.
Cerró sus ojos en un acto de inconsciencia, o quizás, en un acto de dolor.
—Lo sé Nancy, lo sé.
Con una pequeña y falsa sonrisa, se despidió de la chica, dejando en claro que no quería hablar más del tema.
Al llegar al auto, entró sin ninguna expresión en el rostro, haciendo que el pelinegro borrara la sonrisa que tenía, cambiándola en seguida por una cara de preocupación.
—¿Qué ocurrió Harrington? —la pregunta fue evitada.
Steve arrancó el coche de regreso a la casa del menor.
El camino para Eddie transcurrió en un abrumador silencio.
¡Como odiaba el silencio!
Miró por la ventana tratando de entretener a su mente de aquella situación. Cuando el auto llegó a la entrada de donde vivía el rizado, salió de éste rezando porque Steve también lo hiciera.
Pero no fue así.
Sin cerrar la puerta aún, bajó la cabeza para mirar al castaño.
—Oye Steve, sé que fue una idea muy tonta obligarte a hacer eso, ¿sabes?, bueno sí, lo sabes pero quería pedirte disculpas de todos modos, no supe lo que...
—No te preocupes.
—¿Estás seguro?
—Si. —las palabras salieron frías, pero para Eddie esas palabras le daban esperanza. Esperanza de que estuvieran bien.
Que equivocado estaba el pobre Eddie.
★★★
Disculpen por lo corto del capítulo. 😔
Pero les prometo más para el siguiente.
ESTÁS LEYENDO
Verano Del 84 || Steddie
FanfictionEn el caluroso y aburrido verano del 84, surge en el pequeño pueblo de Hawkins una amistad muy singular entre dos adolescentes que cambiará completamente su vida. Iniciada: 26-Junio-2022 Terminada: #17- Steddie