Epílogo

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—Sí, mamá—Lisa rodó los ojos, mirando a la chica en el asiento del pasajero—Nosotras acabamos de salir del aeropuerto. Estaremos allí pronto.

—Ya verás, mamá, te lo dije—Lisa se mordió el labio y miró a Jennie. La pequeña en el asiento del pasajero sonrió suavemente—Está bien mamá, tengo que conducir. Nos vemos pronto.

Lisa se rió en voz baja una vez que ella colgó, dejando su teléfono en el portavaso y entrelazando su mano libre con la de Jennie.

—Te ves nerviosa—Jennie inclinó la cabeza ligeramente, dejando que su cabello suelto cayera por encima del hombro—¿Estás nerviosa?

Lisa se encogió de hombros y volvió su atención de nuevo a la carretera, siguiendo la ruta familiar a su casa de la infancia.

—Un poco, sí. No tengo ninguna razón de estarlo, sin embargo.

—Va a ser divertido, ¿verdad?—Jennie acarició con sus dedos la muñeca de Lisa distraídamente.

—Por supuesto—Lisa sonrió—Vas a conocer a mi loca familia—Jennie se rió y giró la mano de Lisa, trazando círculos en su palma.

Semanas habían pasado desde la absolución de Jennie. Las estaciones habían cambiado, dejando una manta ligera de nieve en las calles de Nueva York. En Miami, sin embargo, era prácticamente la temperatura perfecta. Era cómodo fuera no importa lo que llevaran puesto.

Después de ser liberada, Jennie estaba obligada a iniciar sesiones de terapia de rutina. Al principio, la chica había dudado. Pero con ayuda de Lisa, y el tiempo, las visitas quincenales comenzaron a mostrar progreso.

Ella nunca estaría devuelta al 100%. Pero cómo su médico le había dicho, siempre había espacio para mejorar.

Una de las principales preocupaciones de Lisa había sido la relación entre ella y Jennie. Habló con el terapeuta de Jennie directamente, disparando preguntas, una tras otra a la mujer de mediana edad.

Ella había estado saliendo con una lista interminable de términos médicos, que básicamente explicó a Lisa que sí, Jennie era capaz de amar. Y una relación estaba bien, siempre y cuando tomaran las cosas a un ritmo lento, y que Jennie fuera muy consciente de a dónde iban las cosas.

Jennie era consciente. Definitivamente consciente. Cuando Lisa había discutido el futuro con ella, ella se encontró con una Jennie muy animada, hablando y hablando sobre cómo iban a nombrar a sus hijos, y de qué color pintarían su casa. (Amarillo, obviamente.)

La idea de pasar el resto de su vida con Jennie le causaba mariposas a Lisa cada vez que pensaba en ello. Pero ella podía esperar. Cuanta más gente conocía diariamente, más se daba cuenta de lo mucho que necesitaba a Jennie.

Y ahora, aquí estaban. Semanas más tarde, de la mano en el coche de camino a casa de Lisa. La madre de Lisa había invitado a Lisa y a su 'misteriosa novia' para pasar la Navidad con ellos.

Así que sí, Lisa estaba nerviosa. Extremadamente nerviosa. No tenía idea de cómo sus padres reaccionarían cuando se enteraran de quien en realidad era la misteriosa chica. Porque hasta donde sabían, Lisa todavía odiaba Jennie con todo su ser.

—Aquí estamos—Lisa sonrió nerviosamente. Ella apretó la mano de Jennie y apunto con la cabeza hacia la casa en la esquina de la calle. Un grupo de niños pequeños se reunieron en el jardín delantero, pateando una pelota de playa inflable.

—Me gusta—Jennie sonrió ampliamente, sentada más derecha para tener una mejor vista de la casa. Lisa aparcó el coche y respiró hondo, volviéndose a Jennie.

—¿Estás lista?—preguntó, mordiéndose el labio. Jennie asintió.

—¿Tú lo estás?—le preguntó de vuelta, con el hecho de que Lisa estaba más nerviosa de lo que ella había admitido.

Yellow (Jenlisa) -CORRIGIENDO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora