Capítulo 24: Doraemon no miente...

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Doraemon miro a todos en la sala con seriedad—ya veo…no se preocupen yo ayudaré en todo lo que pueda—

Nobita asintió—demos por terminado esto…tu debes regresar a casa Dekisugi debe estar muy preocupado—dijo levantándose del asiento, Doraemon no tardo en imitarlo.

Un par de minutos después se había ido, Flock y Sarah se fueron a sus habitaciones a descansar.

Sopiha miro fijamente a Nobita—estoy muy orgullosa, no cualquiera hace lo que tu hiciste por el—Nobita se sonrojo un poco por el alago—umm… bueno Sam no está y estoy segura que Sarah y Flock no tardarán en dormirse—

El rostro de Nobita enrojeció—sirena pervertida—murmuró, Sopiha le dedico una sonrisa coqueta antes de girarse y dirigirse hacia su habitación asegurándose de exagerar el balanceo de sus caderas—también soy pervertido—agregó apartando su vista del trasero de su novia y la siguió.

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Doraemon descendió intentando hacer el menor ruido posible en el balcón de la casa de Dekisugi—aún hay una luz encendida…—murmuró ociosamente mientras se preguntaba si Dekisugi lo estaba esperando.

Cuando entró a la habitación lo miro viendo fijamente el reloj—al fin regre…—las palabras murieron en su garganta al ver como lucia el robot niñera—te ves distinto…—dijo finalmente sacándole una sonrisa a Doraemon

—estuve con Nobita y…—Dekisugi se levantó de golpe y miro a Doraemon con ojos acusadores.

—acordamos que luego de la semana iríamos todos a verlo—reprochó soltando un largo y tortuoso suspiro—bueno es lo de menos, saca la puerta mágica y trae a los demás…—

Doraemon lo miro incrédulo—es de madrugada no crees que sería mejor hacerlo mañana…además no me entere de nada nuevo—

Dekisugi negó—cualquier cosa es de ayuda…así que llámalos—le respondió sin intentar entender las razones del robot niñera.

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Sopiha se mordió el labio buscando contener un jadeo deseoso por escapar de su garganta, a pesar de sus esfuerzos su respiración cada vez más acelerada le estaba haciendo imposible contener sus gemidos, sus esbeltas piernas se enrollaron alrededor de la cadera de su novio deseosa de unirse aún más a el de lo que ya estaba.

Cualquier otra casa que no fuera Nobita y ella desapareció, los movimientos de su novio eran lentos pero no le molestaban, le encantaba la sensación de sus cuerpos rozándose entre si a pesar de que el siempre tratara de no dejar caer su peso sobre ella… le encantaba le expresión de placer que ella era capas de provocarle
Los movimientos de él se volvieron más bruscos provocando que ella inconscientemente arquera su espalda y soltara un sonoro gemido —… más rápido—murmuró ansiosa

—¿ansiosa?—preguntó mientras con una de sus manos recorría el rostro de la sirena bajando por su cuello hasta llegar a uno de sus pechos

Las caricias erizaron cada centímetro  de la piel de la sirena—Nobita…—suplico moviendo sus caderas intentando que su novio continuará sus movimientos.
La manos del azabache se posicionaron en la cadera de la sirena y continuó con los movimientos de su cadera esta vez más rápido, Sopiha mordido su dedo índice enmudeciendo sus gemidos—…déjame oírte—pidió el azabache sujetándola con más fuerza, la espalda de la sirena se arqueo mientras alejaba el dedo de su boca, cada embestida la volvía loca tanto que casi sintió decepción cuando sintió su límite acercarse el audible gruñido y los movimientos erráticos le dijeron que el también estaba por terminar.

Ella fue primero abrazo fuertemente a su novio mientras todo su cuerpo se estremecía, Nobita mordió su hombro mientras entraba por última vez en ella antes de venirse, por unos instantes ninguno se movió ambos continuaron abrasados dejando escapar jadeos cansados—sabes que no me molesta si dejas que tu peso caiga sobre mi verdad…—murmuró Sopiha con una sonrisa.

  Nobita se dejó caer a lado de ella—puede…pero no me gustaría incomodarte—le dijo con una sonrisa.

Sopiha negó con la cabeza mientras se acercaba y se acurrucaba en el—espero que no nos hayan oído…—murmuró sonrojándose serca del final se dejó llevar y dejo que su voz se le escapara—tal vez deberíamos intentarlo en el exterior—

Nobita se sonrojo —realmente eres una sirena muy pervertida—

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Doraemon miro a Gigante y el resto con nerviosismo—no entiendo que más quieres que te diga…—le dijo después de todo ya le había dicho lo que sucedió a excepción de lo que le dijo Nobita y el resto.

Gigante se enojo—que carajo…no te pareció raro que de la nada tuvieran una máquina que te ayudó…debiste preguntar gato inútil—dijo perdiendo la paciencia—no…estoy seguro que sabes algo… pero no nos quieres decir—

Shizuka se puso entre Gigante y Doraemon—imposible Doraemon no nos ocultaría anda—dijo muy segura.

Doraemon bajo la mirada —eso es todo lo que pasó —mintió no queriendo volverle a fallar a Nobita

Sueno suspiro—bueno ya mañana iremos a preguntarle ahorita no tiene sentido enojarnos con Doraemon—dijo queriendo regresar a su casa a seguir durmiendo.

Todos a sintieron menos Gigante quien tuvo que seguirlos quiera o no, mañana será un nuevo día uno en el que sucedería cosas que ninguno quería y se verían forzados a permanecer juntos por varios días.




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