Duele, más bien, dolió.
Pero por fin hoy, las cartas quemé y entre lágrimas tus letras arder divisé.
La ceniza de ese amor me secó la garganta.
Las ganas de arrojarme al fuego no hicieron falta, mirando esa llama llevarse las últimas memorias, las últimas dedicatorias que escribiste para este moribundo corazón.
No puedo llamarlo rencor, mucho menos resignación.
La mirada levanto, pues esta fue mi decisión.
El frío de aquel llano recordó esa primera fricción.
El calor de la fogata recordó ese movimiento tuyo que me mata.
Te dedico esta última oración.
Todo lo voy a dejar atrás, y sé que solución no habrá, por primera y única vez te digo adiós.
En otro lugar, se quedó vacío un espacio para dos.
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Mi lugar más triste.
PoesiaLos sentimientos y experiencias más íntimos, el acercamiento lingüístico a lo real, entrego un poco de lo que soy, lo que siento y lo que he vivido, un espacio en donde me permito amar, llorar y hasta odiar. Bienvenidos a mi lugar más triste. Antolo...