Capítulo 23

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_______ bajó del avión y se moridó el labio nostálgica. Era de noche en Tokio cuando llegaron, hoy se cumplían las dos semanas de luna de miel, era hora de regresar a su vida cotidiana.

Se envolvió en el abrigo mientras esperaba que descargaran las maletas del jet privado de Shoto.

— ¿Ángel? —.

Ella giró hacia Shoto, quien la esperaba con la puerta del auto abierta.

— Perdona, estaba distraída —.

Él sonrió, pero no le dijo nada. Esperó a que ella abordase el auto y luego entró. Encendiendo el motor de su coche azul eléctrico se dirigió fuera del aeropuerto mientras _______ miraba por la ventana.

— ¿Estás cansada? —.

Ella asintió.

— Un poco, el viaje me ha resultado pesado, creo que es el cambio de clima —.

Shoto suspiró y asintió, internándose en el tráfico, cansado también. Las dos semanas en Grecia habían sido maravillosas, tenía que reconocerlo. Al inicio pensó que la idea de casarse con _______ podía acabar su amistad, pero lo cierto es que toda esta aventura la había fortalecido, y eso le gustaba, porque le daba la sensación de que podría luchar o lidiar con lo que fuera de aquí en adelante. Durante el tiempo que estuvieron a solas él descubrió un montón de facetas sobre su amiga que jamás se había imaginado, entre esas que le encantaba lo relacionado al sexo.

_______ era incansable en cuanto a la intimidad se trataba. Una vez había descubierto el sexo, su espíritu indómito se hacía presente y tomaba un papel importante en el evento, raras veces lo decepcionaba, y le sorprendía lo receptiva y buena compañera que era. De hecho, si se atrevía a decirlo, _______ resultaba la mejor compañera de cama que había tenido en su historia de vida.

— Sho... —.

Él le prestó atención. Ella suspiró.

— Hay algo que he querido comentarte desde hace unos días — le dijo — Estaba pensando y, no sé que tan mal esté, pero creo que mi apetito sexual no es normal —.

Él paró en un semaforo y la observó.

— ¿Perdón? —.

_______ frunció el ceño de la forma peculiar en que lo hacía cada vez que estaba incómoda sobre un tema. Shoto sonrió con suavidad, desviando para tomar una avenida.

— Tu apetito sexual no tiene nada de malo, muñeca — le dijo con tono tierno — Has descubierto el sexo, y te gusta, es lo normal —.

Ella lo miró esperanzada.

— ¿En serio? — le dijo — Me preocupa porque siento ganas de estar así contigo todo el tiempo, y no creo que eso sea normal —.

Shoto bufó.

— Claro que es normal, tú deberías saberlo —.

_______ estrechó los ojos.

— No soy sexóloga, soy pediatra —.

Él se rió.

— Te lo juro, ángel — le dijo mientras avanzaban — Todo está bien, solamente es cuestión de la novedad, cuando menos lo esperes pasará —.

Ella se mordió el labio.

— ¿Y si nunca pasa? —.

Shoto sonrió.

— Bueno, yo seré inmensamente feliz —.

Ella lo miró indignada, pero no dijo nada, pues acababa de notar que no conocía la ruta que él había tomado.

Love DealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora