Papá...

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-Ya llegamos...- Comentó Carl, poniendo un brazo en mi asiento y el otro aún sobre el volante, mientras observaba a través de la ventana de mi lado. -¿Segura que estarás bien?- Consultó ansioso.

-Claro, me tiene a mi.- Respondió el gato sobre mi regazo, dándole la espalda y mirando en la misma dirección que él.

Al darme cuenta que ambos se fijaban en el entorno, decidí hacerlo también y el paisaje con el que me encontré fue devastador. Habían edificios que estaban completamente en ruinas y otros aún en pie que amenazaban con desmoronarse ante la mínima pizca de viento. Una leve neblina comenzaba a descender sobre el lugar dándole un ambiente muy tenebroso. Habían árboles secos y muertos por las veredas.

*No hay vuelta atrás Bridget, ve ahora.* Pensé para mis adentros. 

Luego de salir del coche, fui caminando con el gatito entre mis brazos por en medio del asfalto, ya que tenía miedo de que alguna criatura extraña saliera de las sombras y me diera un susto.

-Por qué tuvo que elegir este lugar y no un centro comercial o algo por el estilo.- Consultó el felino.

-No lo sé y ya cállate, eres un gato común y corriente, no una persona transformada, ni mucho menos un gato parlanchín.

-¿Eso lo dices hacia para convencerme a mí o para convencerte a ti misma?- Ronroneó el gato sobre mi brazo con ironía.

Decidí no responder nada ante ese comentario y continué caminando hasta legar a una avenida muy grande con un edificio inmenso. Me volteé para tener de frente a la imponente estructura que se alzaba a la perfección, tenía unos grabados salomónicos y corintios. 

*Debió de ser bellísimo cuando la ciudad fue habitada.* Pensé para mis adentros.

Sin embargo, en el momento en que yo me encontraba allí, solamente producía miedo y una sensación de estar en una película de terror.

Lo siguiente que hice, fue dar una vuelta entera para orientarme un poco más. Al hacerlo, caí en la cuenta de que no sabía hacia dónde ir ni que hacer.

De repente, un estruendo se pudo escuchar a mi lado izquierdo, era un sonido similar al de un arañazo de un metal sobre el concreto, momentos después pude ver una hoja metálica frente a mis ojos flotar en el aire. Era un cuchillo de supervivencia.

Pude ver que era de parte de Lenard, ya que tenía grabado su nombre en la empuñadura, y la última vez que había visto algo similar, fue cuando me sacaron del lugar donde me tenía Aquiles, de ser cierto lo que me había contando Lenard, podría ser una forma de atraerme hacia él.

Sea lo que sea, ya había aprendido la lección, "Dudar de todo lo que se te ponga en frente, absolutamente TODO" por lo que yo misma había traído una navaja de acero.

-¿Vienes por parte de Lenard?- Pregunté en voz alta. Tampoco esperaba una respuesta de un objeto, pero fue un instinto hacerlo.

Luego de unos segundos, la pequeña cuchilla volteó, haciendo que la punta de este quedase señalando el suelo y avanzó unos centímetros. Al parecer, se percató de que yo no la seguía, giró delineando mi contorno y se posicionó  haciendo que  empuñadora quedara suspendida en medio de mi espalda y empujó hacia adelante. Lo que me sorprendió fue la fuerza con la que lo hizo ya que era un objeto inanimado. 

Y normalmente, las cosas no se mueven por si solas, pero creo que lo que yo percibía como normal, en este mundo, era todo lo contrario.

Avancé hacia donde me indicaba la estructura metálica, luego de caminar 10 minutos,  llegué hacia quién sabe dónde y divisé a un par de metros una silueta negruzca por lo que me detuve en seco.

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