Capitulo Dos

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Después de que el chico se fue de la veterinaria creí conveniente preguntarle algo a Marcia para que me siguiera hablando del chico sin que se de cuenta que tenía algún remoto interés por él... Así que comencé diciendo alguna mentira para dejar claro que "no" me gustaba. ;)

-ese niño  tiene cara de tonto...
-se va a cambiar a tu escuela para este año
-que interesante...

Una vez que superé mi conflicto  interior ya había empezado clases. Tengo o tenía  tres grandes amigas: Dayana, Nicole y Kyara... Dayana es blanca, alta, flaca y pecosa tiene cabello ondulado una diminuta nariz y creo que se escapó de algún manicomio. Sinceramente cuando se enoja es una amenaza para la sociedad, pero mientras nadie la provoque es la persona mas chévere que haya conocido y una grandiosa amiga.

Nicole es blanca de estatura mediana y tiene una hermosa sonrisa, creo que me hace falta decir que si ella ríe todos reímos con ella, pienso que es la reencarnación de algún payaso o algo. La verdad aveces lo que dice ni siquiera tiene gracia, pero tiene una risa tan contagiosa que es inevitable no reírse de las tonteras que dice, vaya eso rima.

Kyara es de estatura mediana tiene el cabello mas lasio que puedan imaginar, su cabello es casi rubio y tiene ojos del color de la miel, puedes contarle lo que sea porque es muy buena escuchando a las personas y por esa razón era algo así como mi confidente.

Preferí no comentar a nadie lo del chico precisamente porque no estaba segura de si es que me gustaba, hasta que un día se lo conté  a Dayana:

-Oye, ¡flaca!
-¿Qué?
-Creo que me gusta ese chico
-¿El niño rata? ¡Es enserio!
-No, umm, el chico guapo de séptimo.

Por alguna razón siempre que me refería a el le decía así. Son libres de juzgarme.

- ¡Ese! Oye tu chico "guapo" de séptimo esta bien feo.

Creo que unos de mis problemas es que soy muy obvia, en todo aspecto y creo que aún más cuando me gusta alguien, era inevitable. Siempre que pasaba cerca mío lo seguía con la mirada. Aquel chico guapo de septimo de nariz linda era un año menor que yo. Pero eso no me detuvo. Supongo que nada lo podría hacer, era realmente intensa.

Fue un jueves en el que Dayana y yo nos reíamos  como siempre y entonces pasó  por el frente el chico guapo de séptimo, o como diría  la flaca: el chico "guapo" de séptimo. Dayana tramaba algo, podía sentir sus pensamientos malignos en el aire y con una cara sádica me dijo con voz de víctima:

-Ay... como se llamará el niño ese.

Y entonces caí en su trampa.

-Tengo una idea, anda a preguntarle!

-Ya que tu insistes...

Dayana fue acercándose al niño, mientras se iba alejando más de mí y con eso cada vez tenía menos oportunidades de detenerla, porque estaba cambiando de opinión.

-Oye Dayana mejor ya no le digas nada...
-Ya nada, ¡niño!

El niño  regresó a ver a Dayana y ella le preguntó:

-Como te llamas?
-Gabriel

Luego Dayana  me regresó a ver y dijo casi a gritos:

-¡Emma, ¡dice que se llama Gabriel!

¿Han oído esa frase de que hay personas que necesitan una palmadita, en la cara, con una silla? Pues mi amiga pertenece a ese selecto grupo de personas cuidadosas que entienden a la perfección el signicado de la discreción.

El fin, quería matarla, no solo eso, me limité a no hacerlo porque todavía no terminaba de ver Monk, y no me consideraba todavía graduada de criminología. No sabría que hacer con el cuerpo y esas cosas. El chico sólo me miró extrañado, se me caía la cara de la vergüenza, acababa de quedar como una acosadora de niños pequeños. Bueno el chico se llamaba Gabriel puede que eso suene insignificante, pero estaba roja, Dayana me lo contó.

Entrando en clase Dayana estaba hablando con con una chica su nombre es Ana Cristina, y nunca la había visto hablar con ella, me extrañó, pero bueno tengo que admitir que tenía mis dudas respecto a Ana Cristina, porque se llevaba con algunas chicas que nos caían mal. Just the usual, chicas siendo poco amables con las de su propio género.

Pasó el tiempo y se convirtió  en una de mis mejores amigas. Una de esas a la que le cuentas todo, Ana y yo teníamos muchas cosas en común. Ella era como un pequeño enigma, siempre llena de historias y anécdotas.

Estaba caminando sola por el comedor y Jerico, (un niño de séptimo) se me acercó  corriendo, tenía facciones asiáticas:

- Oye, te gusta Gabriel ¿o qué?

Me quedé fría, ¿Cómo lo sabía?

You dumb bitch, es porque eres bruta.

-No, ¿Cómo crees? yo...
-porque siempre lo quedas viendo con unas caras...

You dumb fuck.

-Es más , ahorita mismo se lo digo a Gabriel.

No pude hacer nada el codenado salió corriendo, pero ahora que me pongo a pensar no sé que me preocupó mas:

O el hecho de que cse lo iban a decir o el hecho de dque ni siquiera me importaba.

Bajo la misma pendejadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora