Bajo la misma pendejada

Capítulo Cuarenta

No sé si debería sorprenderme de la vida, o talvez del hecho de que sin la muerte esta no tendría sentido. Y luego conoces a una persona a la que "Jerico" le parece un nombre bonito, no tardas en realizar que esa será una de las futuras personas a la que no le importaría ponerle Ramona a su hija. Y bueno, el hecho es que cuando conocí a Gabriel pensé  que era guapo y ya. Pero nunca imaginé que él era mi tipo. Porque ese es el problema, soy una persona que se obsesiona con alguien porque es su tipo. Y él, él era como tratar de abrir una puerta con la llave equivocada. Él hacía que mi mente se confundiera como la de una niña, él provocaba que en las noches me quedara imaginando cosas que quería que él también imaginara. Pero no podía descifrarlo porque él era indescifrable al igual que su letra. Y me tenía estúpida por que simplemente no podía creer que había encontrado a mi media sandía y que solo la quería sin importar si no éramos nada. Siento que él era un alma libre, llena de cosas que volaban sin dueño, ni siquiera él podía decir que  aquellas salvajes cosas dentro de él le pertenecían porque sus palabras no sonaban como las de alguien quien se creyera dueño de su alma. Y eso es todo, él era él y yo, bueno yo era una acosadora que creía estar fascinada con un chico que simplemente se llamaba Gabriel. Y por alguna razón un día me di cuenta de que lo podía perder de la misma frágil manera en la que vino a mi vida. Porque su noble alma sin dueño era frágil y él tan inocente, tan tímido e inteligente. Y por eso era mi tipo, era mi chico, era esa sección de mi cerebro reservada sólo para él. Y a todas esas cosas de las que decidí un día escribir un libro las llamé Gabriel, aún cuando sabía que si él leía esto nunca me lo contaría, nunca me reclamaría, sólo se guardaría sus pensamientos y reclamos para él mismo. Como yo lo haría también. Y luego no podría olvidarme nunca y no por el hecho de que el tiempo pasa, si no por el simple hecho de que se daría cuenta de una vez por todas que le escribí todas esas cosas que no me atreví a decirle a tiempo.

Ese día llegué a la escuela, ese día todos me miraban con cara de pena, ese día Dayana se acercó a mi para contarme que algo malo había sucedido. Ese día mi corazón se salió de órbita cuando ella me aclaró que no era un chiste.

Y la vida es frágil, pero la muerte, eso simplemente no se puede superar nunca.

-Mira Emma- dijo Dayana tratando de sonar tranquila, pero su voz no transmitía tranquilidad. - El carro en el que Gabr... -Dayana tomó aire, sus ojitos cafés buscaban los míos, y cuando los vio soltó aquello que no sabía como decirme en un abrazo. Me abrazó fuerte como deseando que yo también lo fuera -Gabriel tuvo un accidente al venir a la escuela.

Al principio sentí que estaba equivocada, que el chico que había visto tan solo ayer no podía estar en un accidente porque no era justo, y su cara me demostró que por primera vez en mucho tiempo Dayana no estaba bromeando. Fue allí cuando mi corazón se salió de órbita y mis manos empezaron a temblar como las hojas de los árboles al ser sacudidas por el furioso viento, mi estómago se revolvió en una tormenta de soledad, sentí un hueco en mi alma, un hueco que estaba creando una grieta gigante en mi corazón. Y sentí que me hundía, que el suelo se ablandaba de bajo de mí para convertirse en agua e iba cayendo, recuerdo que me pregunté si era posible hundirse por completo. Cuando sentí lágrimas corriendo por mi mejillas supe que si era posible.

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Dios en serio tienen que decirme que opinan  😱😱😱