Las Excusas para hablarle a Gabriel

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Porque desquitarse es la forma más satisfactoria de estar en paz con mis poco equitativas cuentas de las personas que me fallan, he decidido poner la maldad a un lado. Solo por ahora.

Hoy es 18, dieciocho de febrero. Y mañana será 19. Los días pasan muy malditamente rápido. Y he considerado perfecto en usar "malditamente" para describir lo rápido que pasan los días porque mañana es el 19 de febrero. Y cualquier otro mes, un diecinueve, sólo sería una fecha, sólo sería parte del sistema sexagesimal. Pero es febrero. Y por muy encima de que sea febrero mañana será 19 de febrero, y millones de veces sobre el hecho de que  estamos hablando de un 19 de febrero, ¡Es el cumpleaños de Gabriel!

Gabriel no me habla, no sólo no me habla, me evita. Evita a mi madre (aunque de todos modos lo hacía cuando me hablaba), evita a las tontas, evita ir a recoger a Sofi del ballet, evita sentarse conmigo o cerca de mí en el muy molesto club de periodismo... Ok, tengo que explicar lo del club de periodismo. Resulta que de los cinco clubs que hay, se apuntó o de alguna desafortunada manera terminó aquí. (Sigo desafortunada porque créanme que es una perdida total de tiempo). Y de ninguna manera crean que averigüé en qué club  iba a estar o traté de averiguarlo. Y tampoco leo su mente. En este punto deben reconsiderar El Hecho de que lo dejé de acosar hace ya algunos meses.

Él está en el mismo club que yo, y juro que no forcé nada. Si no fue el destino, entonces, ¡no sé que fue!

Mañana es su cumpleaños y por alguna razón tengo razones para pensar que finalmente se me ocurrió algo. Mi plan incluye a Dayana. Ok, sé que empecé mal y suena muy muy mal mencionar el nombre de una loca desquiciada que le roba comida a niños, pero yo a esa idiota le confiaría mi vida y la vida de mi gato, (nunca la de mis perros).

Sinceramente tengo excusas para hablarle. Muy grandes, muy buenas. Todas ellas al mismo tiempo, todas ellas prometedoras. Hay que empezar con el hecho de que verlo le hace bien a mi cabeza. Andar con él me convertía en una persona demasiado impulsiva, pero sin él realmente pienso demasiado las cosas. Necesito a alguien que me recuerde constantemente porque no debo leer algunos libros. Sus chistes amargos me hacen falta. Sus discusiones sobre marvel me hacen falta. No hablaba mucho pero creo que me escuchaba la mayor parte del tiempo y no puedo explicarlo pero de veras era demasiado bueno tenerlo a mi lado, aunque sea un ratito. Aunque sea un momento efímero, yo lo apreciaba, yo apreciaba cada momento, incluso los momentos incómodos. Hablar con él se convirtió en una necesidad, en una indescriptible necesidad. Era como dormir, comer o respirar. Nadie entiende, nadie entiende que cuando una rutina se vuelve necesaria deja de ser rutina para convertirse en algo tan natural como amar a tu país. Otra excusa para hablarle era que creía que había olvidado como sonaba su voz. Suena estúpido, no pido que lo entiendan, pero temía la idea de pensar que de pronto me olvidaba del sonar de su voz.  Debe haber algo en él que me hace sentir bien conmigo misma, porque me siento estúpida cada día más que el anterior.

Y sobre todo, lo extraño. Nunca creí en eso de extrañar a alguien estando tan cerca. Pero uno no debe estar en otro país para extrañar a una persona tan maravillosa. Porque creo que si las coincidencias existen, entonces el mundo se lució en hacer aparecer a un chico apuesto por la ventana del consultorio de mi mamá.

Rayos ya estoy llorando. Porque realmente me aterra la idea de no volver a hablarle. Es la única persona que he querido en mi vida, y la perdí.

Tengo muchas excusas para hablarle. Pero no son ese tipo de excusas que inventas para salvarte el pellejo, no son mentiras. De hecho, son demasiado sinceras. No lo diría si no lo sintiera. Me gustaba mucho estar con él porque no sentía el pasar del tiempo, y ahora lo único que puedo sentir es el tiempo pasando.

Es como sentir el viento, es como sentir esa minúscula pestaña molestando tu ojo. Sentir que los párpados pesan, sentir el mismo aire que respiramos siendo convertido en carbono. Y creo que es hora de volvernos todos locos y llorar la ausencia de Gabriel en mi vida.

Porque Gabriel, Gabriel era eso que uno piensa es imperdible y se perdió. Lo perdí. Mi estupidez humana y yo lo perdimos.

Y mi estupidez humana y yo lo extrañamos como nunca hemos extrañado a ningún estúpido sobre esta Tierra.

••¥••Hoy es 18, y es Febrero

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Hoy es 18, y es Febrero...
¿Coincidencia?

Ps. El mejor comentario del capítulo anterior me hizo reír mucho. Bueno, les estaba comentando sobre el problema que tengo ahora con mis notas y lo mal que me estaba yendo. FleshPoetry  "yo casi repruebo todas las materias porque nadie sabía que tenía déficit de atención". Me puse a analizar muy profundamente este comentario, y me hizo pensar si yo tenía déficit de atención también o simplemente soy demasiado distraída y despistada. Y creo que no me impresionaría si resulta que también lo tengo, mi mamá me ha dicho toda la vida que si no pierdo mi cabeza, es porque la tengo pegada al cuerpo. Lo peor de todo esto, es que ella tiene toda la razón.

Bajo la misma pendejadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora