Bajo la misma pendejada

Para May

Para May... porque hace 3 años de la punta del dedo meñique te salieron alas y volaste por nuevos horizontes, ya que te hubiese dado pereza caminar por tu nueva carretera.

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Ella me miraba, y tenía hermosas formas de llamarme linda sin usar palabras que describieran belleza. Y creo que esto será como hablar de la efímera vida. Es cuando esa cosa sarcástica pero realmente preciosa se va.

Me gusta pensar que la vida es como una carretera. Cada carretera es diferente, algunas se conectan y otras van en direcciones contrarias. Hay de las que son muy empinadas, y también las que son bastante llanas. En varias existen algunos obstáculos, trampas y muchos semáforos. Mientras que otras son muy fáciles al principio y se tornan laberínticas con el tiempo. Lo bello de todas las carreteras es que puedes decidir donde quieres que la carretera vaya. Sin embargo no puedes decidir o controlar las intersecciones que cruces o los objetos que encuentres a un lado de la vía. No puedes evitar algunos malos encuentros con otros viajantes, o que los viajantes te encuentren a ti. Y sobre todo, no puedes estar completamente seguro de cuando la carretera se terminará. Todas terminan en caminos distintos. Algunas carreteras son mas cortas que otras.

Y definitivamente tengo que hablar de las personas a las que nos encontramos a un lado de nuestro viaje por nuestra carretera. Hay personas que se pasean con nosotros un rato. Hay personas que deciden viajar con nosotros, planeando acompañarnos solo un momento, pero terminando quedándose por siempre. Están las que causan baches y averías en nuestro hermoso asfalto, están las que vienen a reparar los baches. Y luego las que llegan al final de su camino antes que nosotros.

También me gusta pensar que cuando llegan al final de su carretera, comienzan otra más mística. Pero no podría discutir eso con seguridad, eso dejémoslo a los viajeros aventureros. Para mí, esto es algo que simplemente me gusta pensar.

Es así como yo veo a la vida, como una carretera. Una carretera impredecible, indomable, algunos dicen que llega al vacío. A mi me gusta pensar que si es que lo hace, entonces te deben crecer alas. Imagino a un ser cuya primera pluma sale desde la punta de su dedo meñique para luego cubrir sus brazos de un plumaje violeta. ¿Y luego qué? Sólo le quedaría volar.

Y así se van las personas, llegan al final del camino, o talvez al comienzo de otro. Así se fue May. Un día me contaron que mi May se había ido a conocer una carretara o talvez un cielo diferente. Creo que ella hubiese preferido el cielo porque seguro ya estaba cansada de caminar. Cansada de caminar por su dura carretera. Y descubrí que desde ese día mi vida se hizo marrón. Se decoloró poco a poco, aguarda el momento en el que se vuelva amarilla cuando escuche su risa. Pero creo que por ahora tendré que acostumbrarme a mi marrón. Marrón como el centro de los girasoles. Marrón como mis ojos que reflejan mi alma. Marrón como el café de las mañanas. Todo marrón.

Es irónico como una persona llega a tu vida y te deja dudas, pero es más irónico cuando se va sin responderlas. Como Gabriel, como May...

Yo sigo teniendo las mías. Son un poco egoístas, pero deben ser respondidas. No se pueden quedar flotando en el marrón de mi alma. Sobre todas ellas, hay una que hace que mi mente de piruetas.

¿Por qué lo que amo se va?