2." Lo que pasa a su alrededor"

28 6 0
                                    

Eros

Charlotte Divianchinni estaba delante de mis ojos, con los suyos puestos en los míos, ese morrón miel de sus ojos que me hacía sentir millones de sensaciones con ellos, y sin pensarlo una sonrisa de idiota se dibuja en mi rostro al verla, y mi corazón dió un vuelco en mi pecho haciéndolo latir acelerado como si acabará de terminar la práctica de fútbol, o un partido, ella me hacía sentir tan vivo, tan fuerte y a la vez tan vulnerable; estando frente a frente decidí hablar. Ahora me miraba con una ceja levantada.

— Hola hermosa, ¿Cómo estás? — hablé tratando de mantener mi ego y mi faceta de romántico, sexy, coqueto y conquistador. Esperando a que no me dijera lo mismo de siempre, por otro lado sus amigas cómo siempre se sorprendieron y nos miraban a la expectativa, al igual que yo esperando su respuesta.

- Hola Eros, ¿Qué quieres? — contestó tajante como es usual, me miró de arriba  abajo, y a pesar de su tono en el fondo de mi corazón sentí un poco de esperanzas al darme cuenta de su mirada en mí.

-¿Podemos hablar un rato? — le pregunté mirándola atentó a cada gesto de su hermoso y delicado rostro, tallado por los mismísimos ángeles o incluso los Dioses del Olimpo, la misma Afrodita la esculpió de pies a cabeza.

Carajo, no sé cómo pero cuando estoy cerca de ella me vuelvo poético. Sale mi lado de romántico empedernido, y me doy cuenta que soy un loco cursi en modo EXTREMO que cliché!!!

- No lo creo, tengo que ir a clases de Biología, y después mis amigas — volvió a ver a su grupo de amigas — y yo tenemos planes para más tarde— típico de ella, todo el tiempo evitandome. Ay, Charlotte, sí sólo supieras todo lo que siento, qué me vuelves loco con esa sonrisa, tu forma de ser, si al menos te imaginarás una cuarta parte de cómo soy en realidad, que no soy cómo todos piensan y dicen, a mí no me importan las demás por qué en mi mente estás tú las 24/7.
 

Salgo de mis pensamientos para responder a lo que me dijo.

— Vamos Charlotte, por favor es solo unos minutos, te lo prometo! — traté de no sonar tan desesperado como estaba en realidad— además las clases todavía no comienzan, todos entramos dentro de... — miró el reloj de aguja en mi muñeca marcando las 7:48 am — tenemos  40 minutos antes de las clases — tengo un truco bajo la manga, por un momento vuelvo a mis recuerdos de niño.

Estaba con mis padres y mis hermanos, mi hermana pequeña Kendall tenía dos años y se encontraba sentada en las piernas de papá quién estaba sentado del lado derecho del sofá al lado de mamá con sus manos entrelazadas, un Logan de 4 años estaba sentado a mi lado, recostado su cabecita en el hombro de mamá, y yo estaba sentado entre mi hermano y el brazo del acogedor y elegante sofá de cuero negro de la sala del lado izquierdo , frente al enorme televisor de unas 80 pulgadas que abarcaba toda la pared frente a nosotros, mientras veíamos Rapunzel, era la primera vez que Kendall la vería. Recordando la parte en dónde el príncipe le hace ojitos, busco imitarlo y mi familia aplaude mi actuación tan parecida a la de la película, mi madre estalla de risa por mis ojitos y mi padre celebra animándome a ser así con las chicas.

Vuelvo a mi verdadera dimensión fueran de mis recuerdos y lo hago, pongo los mismos ojitos del príncipe de Rapunzel.

Charlotte vió a sus amigas y ellas asintieron dándome un gesto de aprobación, traté de mantener mi postura, pero por más intenté estaba demasiado feliz para no saltar en mi lugar y gritar

—¡Si! No te arrepentirás te lo aseguró hermosa — ella me miró con cierta duda pero esa expresión de esfumó de su rostro al extenderle mi mano para caminar hasta la entrada de la cafetería que quedaba más allá de los casilleros a lo largo del pasillo.

La maravilla de su sonrisa y lo oscuro de sus ojos [#1 Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora