24."Contigo hasta el final"

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Eros

Mi amor, una chica tan especial e inigualable, el amor de mi vida Charlotte Anastasia; un nombre hermoso, bonito, delicado, que describe a la perfección los sinónimos que identifican lo tierna, angelical y sutil que puede llegar hacer su amor tan puro.

La lenta y suave respiración de Charlotte me transmitía paz, mientras ella descansaba tranquilamente en mi pecho atrapada entre mis brazos, la sábanas azules cubriendo nuestros cuerpos hacían resaltar su piel blanca; las pequeñas marcas rojas de la noche anterior ahora eran violetas y mucho más evidentes. Mi mano acaricia ligeramente su cabello mientras la observo cautivo en una ensoñación estando a su lado, sus facciones finas y relajadas, sus mejillas con un rosa sutil, su cabello un poco despeinado, sus labios abiertos ligeramente, su respiración calmada y las sábanas a mitad de su cuerpo me daban una vista privilegiada de su espalda delgada; me siento tan afortunado de tener a una mujer tan hermosa y espléndida como ella a mi lado, Charlotte es la representación femenina de todo lo que un día soñé.

Despacio trato de levantarme sin despertarla sin embargo no logro mi cometido por que apenas me muevo ella comienza a abrir los ojos lentamente acostumbrándose a la luz que entra por algún pequeño espacio de la cortina y la ventana. Ese pequeño rayo de luz solar ilumina su mirada, el color miel de sus ojos es tan tierno y cálido mientras sus ojitos hinchados son muy bonitos.

Está mujer es tan preciosa incluso recién despierta.

Una sonrisa radiante destella en su rostro, su mirada baja a las sábanas y rápidamente vuelve a subir hacia mí cara, ahora sus mejillas rojas como manzana me hace acelerar el corazón a la misma vez me llena de ternura. Esconde su rostro en mi pecho nuevamente, puedo sentir como sonríe contra mi piel mientras sigo con mis caricias en su cabello.

-Buenos días mi princesa ¿Cómo te sientes? — besé suavemente su hombro mientras ella se removía un poco soltando un pequeño quejido.

-Buenos días mí amor, estoy bien tranquilo, duele un poco pero... Creo que es normal — sus mejillas me dicen que siente vergüenza al decirme esto, su tono rojo aumenta.

-¿Segura que estás bien? Si te lastime dímelo, sabes que puedes contarme todo — nuestras miradas se conectan expresando los que las palabras no pueden; la sinceridad y la serenidad de sus ojos me calma.

Su sonrisa me tranquiliza, mientras con sus dedos comienza a delinear mi tatuaje, su voz melodiosa llega a mis oídos como cascada; haciendo que mi preocupación se vaya.

-Tranquilo ya te dije, el dolor es completamente soportable, no me lastimaste al contrario fuiste muy lindo anoche.— deposita un beso corto en mi pecho, nuestras respiraciones lentas van casi al mismo ritmo llenando el silencio con pequeños suspiros.

Con lentitud ella se levanta y envuelve su cuerpo cuidadosamente en las sábanas, tomándose un tiempo para mirarme desnudo y sonreír, al igual que yo admiro su cuerpo ajustado con aquellas sedas azules celestes que tanto le quedan bien, bajo mi atenta mirada se agacha para tomar del suelo mi camisa de botones y sus bragas; con la ropa ya puesta camina rápido al baño no sin antes tirarme las sábanas en la cara soltando los dos una carcajadas.

Definitivamente me siento el idiota más afortunado de todo el mundo, mi vida es lo que siempre quise. El amor que tanto esperé para mí vida se estaba dando sin complicaciones y era sencillamente hermoso saber que al final del cuento el cliché del que tanto pensé vivir se hacen realidad.

El sonido de la puerta del baño me hace salir de mis pensamientos, poniéndome mis boxers camino hacía el marco de la misma, recostando mis brazos de manera relajada mientras observo a Charlotte con mi camisa que le queda un tanto más abajo de sus caderas, sin duda el azul resaltar su piel pálida, se ve tan preciosa.

La maravilla de su sonrisa y lo oscuro de sus ojos [#1 Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora