La maravilla de su sonrisa y lo oscuro de sus ojos [#1 Libro]

25."Mi mayor tesoro"

Pov Evan

Allí estaba yo, haciendo locuras por mi hermana mayor, aquella chica que siempre cuido de mi y me protegió como mi segunda madre; aquella chica que desde pequeña se dedicó a enseñarme paso a paso a perseguir mis sueños, a no rendirme. Era la misma chica que durante tantas noches la escuché sollozar en su cuarto, la vi derramar lágrimas por la presión social de ser igual de "perfecta" como nuestra madre; esa misma chica que me abrazaba antes de dormir y me daba un beso de buenas noches, la que revisaba mi armario antes de irse a su cuarto para asegurarse de que no estuviera ningún mounstro. Aquella muchacha que muchos la veían frágil pero que yo sabía que era la mujer más valiente y poderosa que había conocido; no habían palabras suficientes para expresar la gratitud y el amor que sentía por ella.

La había visto transcurrir su vida en cada etapa, sus procesos y progresos en el camino, la he visto tambalear, caer, perseverar y levantarse para seguir. No podría pedir una mejor hermana mayor; ha sido una de las figuras maternas más importantes para mí, estoy seguro que ella representa lo mismo para el resto de mis hermanos también por que siempre se ha reforzado por nuestro bienestar.

¿Quién diría qué ayudaría a su novio en todas las sorpresas, regalos y detalles para mí hermana? Pero a fin de cuenta sólo quiero verla feliz, tanto como ella me impulsó hacerlo a mí.

Recuerdo que desde pequeño, siempre me decía que haría lo posible y lo imposible por verme siempre feliz, yo quiero retribuirle lo mismo, se que Charlotte se merece eso y más. Y estando al lado de Eros veo su felicidad destellar con toda su fuerza.

En estos momentos estoy un poco expuesto a que mis padres nos maten al llegar a casa, por que tal vez; solo tal vez tome una de las motos de mí padre sin su autorización para estrenar mi casco y pasear con Charlotte.

-¡Agárrate fuerte! — mi hermana se sostiene mejor de mi torso, mientras asiente con su cabeza, colocándola en uno de mis hombros mientras su cabello se mueve a todos lados con el viento un tanto frío de Los Ángeles. Aumentado la velocidad de la motocicleta para darle la vuelta completa al vecindario, escuchando la risa de Charlotte a medida que subo la velocidad.

-¡No vayas tampoco tan rápido!— doy la vuelta en una de las curvas haciendo que la moto se incline levemente y mi hermana se asusté — ¡Aaaaah! ¡Evan Nathaniel, te juro que en la casa te mató! — los dos soltamos una risa sin poder evitarlo, su pequeño regaño sonó igual a los de mamá.

-Tú sólo relájate y disfruta del paseo Charlotte — ella solo asiente y se recuesta en mi espalda a la vez que sus brazos me rodean más, se que no le gustan mucho las motos, los autos eso sí ya es otra historia, ella es la mejor al frente de un volante.

Llegamos a casa, mientras vemos a Eros jugar con Alex al fútbol con su camisa de la selección venezolana, desde que Charlotte se la regaló no ha querido dejar de usarla cada que tiene oportunidad. Las risas y carcajadas abundan en el patio con ellos dos; todos juntos entramos a casa para ir por el resto de mis hermanos.

Lucas es el primero en aparecer en la sala con su uniforme de artes marciales, viene de la práctica. Rebeca baja las escaleras para abrazar a Charlotte y decirle algo acerca del cuidado de la piel o algún maquillaje, algo así. Sinceramente nunca he sido muy bueno entendido todas esas cosas de belleza de las mujeres, para mí entre más natural y sencillas se ven mejor.

Observo detenidamente a mi hermana al lado de Eros, los dos se sonríen al mirarse, sus ojos brillan con un aura especial; el amor es bastante evidente. A veces me cuesta creer lo rápido que ha pasado el tiempo, lo que ha crecido, lo mucho que ha avanzado en la vida y en sus metas.

¿Quién se imaginaria que el ex capitán de fútbol americano de la preparatoria sería mi cuñado? Exacto, nadie.

Se lo tenía guardadito la Charlotte, jamás pensé que le gustará Eros hasta la primera reunión con sus padres, recién nuestros padres iniciaban su asociación, ellos tenían 12 años y aunque yo sólo tenía 10 sabía leer a mi hermana desde pequeño, después de todo siempre hemos sido unidos.