15. "Finalmente amigos"

4 2 0
                                    

Eros

Después de todo no pude evitar irme a casa con un ojo morado y el pómulo izquierdo inflamado, Agustín no me mato pero estuvo a punto.

¡Pero es que me es inevitable no besarla, abrazarla o tenerla cerca cuándo la miro!

¡Joder!

Creo que esa será mi palabra fundamental en mi diccionario, es la que más digo, pero simplemente es lo primero que pienso al darme cuenta de las locuras que hago; pero cómo ya lo he dicho soy un romántico sin causa y dicen por ahí que se hacen locuras por amor.

Joder.

Eso sono demasiado romántico, mucho para mí gusto. ¿Se nota mucho que estoy perdidamente enamorado de esa chica hermosa?

Pero es qué hay algo en ella que me es imposible pasar por alto; esa personalidad tan linda, loca y estricta. ¡Qué Italovenezolana más espectacular! Lo tierno de su personalidad con su timidez en ciertas ocasiones, los cambios de humor mientras su día avanza y el carácter jodido Latino y Europeo.

¡Dios bendiga a tal raza majestuosa! Charlotte me hará hacer las pendejadas más grandes de mi vida.

Luego de que Agustín me golpeará, Jennifer se encargó junto a Charlotte de darme una compresa de gel frío para bajar la inflamación de mi rostro y mi ojo, un suspiro pesado sale de mis labios mientras me preparó mentalmente para el regaño y angustia de mi mamá al verme en este estado. Me enderezo en el asiento de cuero negro de mi Masserati; mientras escucho mi playlist de música conectado al Bluetooth del auto y espero unos minutos más para que la compresa haga más efecto.

Una de mis canciones favoritas suena de Bruno Mars, me relajo en el asiento y tarareo la canción.  Cierro mis ojos e inmediatamente se vienen a mi mente un par de ojos marrones soñadores; la dulce mirada color miel de aquella chica de piel pálida, castaña, sonrisa añiñada y la hija del jodido italiano socio de mi padre.

Terminó la canción y yo bajo del auto para entrar a casa, entro a la sala y me recibe Janette con una sonrisa que pronto se le borra de los labios, sus manos van a su boca cubriéndola mientras sus ojos me miran escaneando mi  apariencia. Da una carrera desde  la esquina que estaba limpiando, suelta la escoba y se acerca a mí tomando mi cara entre sus manos y gritando.

<<¡Qué te pasó, Dios mío!>>

-¿Estás bien? ¿Qué pasó? — la mirada protectora de Janette era como la de mí madre, sus ojos mirando cada parte de mi cara, buscando más signos de heridas.

-No es nada, pronto se pasará; tranquila — Sus manos inspecciona las heridas sin cuidado, presionando en mi mejilla lastimada, el dolor es punzante pero puedo soportarlo.

-¿Te metiste en alguna pelea? ¿Tú no eres de meterte en problema? Dime la verdad Eros Harrison, no me como ese cuento chino de que no es nada — El tono serio en su voz confirma el carácter y confianza que tiene en mi familia; es cómo mi abuela cuándo me regaña.

- El señor Divianchinni me golpeó pero estaba en todo su derecho de hacerlo — Ella me mira sorprendida ante tal cosa; retiene un respiro profundo y me mira esperando el resto de la explicación — Besé a Charlotte en frente de él, luego de decirle que era el amor de mí vida; así que respondió cómo cualquier padre dentro de sus cabales y que ama con todo su ser a su hija como el más grande tesoro debería hacer.— Janette aguanta las ganas de reírse, sus mejillas se inflan y vuelven a desinflarse constantemente tratando de reprimir la sonrisa burlona.

-¡Ay muchacho, un día de estos me vendrás matando de un susto por tus tonterías! ¿¡Qué le dirás a tú madre cuándo te vea así!? Todo por una simple chica que todavía no tiene indicios de darte una oportunidad; debes estar muy enamorado cómo para dejar que te golpeen por ella.— Janette me toma del brazo derecho y me lleva a uno de los sillones de casa, agarra la compresa fría que tengo desde que salí de casa de los Divianchinni hasta ahora, la vuelve a colocar en mi pómulo mientras busca alguna pomada para aplicarme.

La maravilla de su sonrisa y lo oscuro de sus ojos [#1 Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora