La maravilla de su sonrisa y lo oscuro de sus ojos [#1 Libro]

28."El caribe"

Charlotte

Sigo batiendo la mezcla para la torta de chocolate que voy hacer, mientras escucho de fondo buena música con mis típicos mix de canciones italianas y latinas; también puedo apreciar la charla de Evan y Eros en la sala de la casa, mi suegra y mi mamá están ayudándome.

-Bien, presta atención y repite después de mí - escucho a Evan y luego un "mjum" de Eros imaginándome sus gestos. - Ok, di MA-MA- GUE-VO. - mi hermano hace pequeñas pausas al pronunciar aquella mala palabra de nuestro vocabulario venezolano tan icónica.

Mi mamá suelta una carcajada bastante ruidosa al escuchar la conversación también.

Definitivamente cuando a Evan se le ocurre algo, son cosas para reírse toda la vida por que tiene unas ocurrencias que nadie entiende de donde las saca.

-Mama huevo - puedo oí perfectamente a Eros intentar pronunciar esa palabra lentamente, haciéndome reír a mi también junto a mi madre por su pronunciación rara.

-No, no, no así no es la vaina es mamaguevo; dilo pa' ve - Evan lo corrige mientras a mi mamá y a mí se nos sale un pulmón de la risa y mi suegra nos mira sin entender del todo por que nos reímos.

Estás cosas pasan cuando andas con un gringo y tú familia es latina; nosotros siempre tenemos eso de ser jodedores. La cultural estadounidense suele ser más tranquila en ese aspecto, nosotros somos los locos fiesteros.

-Mamaguevo - la voz de Eros se escucha por toda la sala justo cuando la canción pasa a la siguiente dejando en silencio momentáneo la casa, seguido de eso suena en las cornetas una canción de Hotel Caracas de Mau y Ricky haciéndome reír con la letra tan venezolana en la ocasión correcta.

Amo cuándo me pasan este tipo de cosas tan locamente pendejadas pero que me alegran en día por lo sencillas que son.

"Quiero caerle a coñazos al bobo que no para e' mirarte"...

Las risas de Evan se unen a las de mamá y las mías, sin poder contenerse mi suegra se une a nuestras carcajadas sin saber que nos reímos de su hijo (si supiera lo que dijo). Mi novio vuelve a repetirlo, ahora sí me pongo sería y habló en voz alta para que mi hermano me escuche.

-¡Evan, dejá de enseñarle groserías a Eros! - la risa de mi hermano se ve opacada por la incredulidad de la voz de mi chico, quien llega a la cocina desesperado por salir de su duda.

-¿Qué? ¿Es una mala palabra? - yo asiento divertida viendo como un puchero se forma en sus labios, mis ganas de besar sus labios no se resisten así que le robo un piquito rápido que hace a nuestras madres chillar como niñas pequeñas con sus peluches nuevos. - ¿Qué significa eso mi amor? Evan me había dicho que era otra cosa. - yo miro amenazante a mi hermano que está detrás de Eros, este rápidamente recorre a nuestra mamá escondiéndose detrás de ella que no sirve de nada ya que él es más alto.

-Es una mala palabra que no quiero que repitas, ¿Ok? - el castaño frente a mí frunce el ceño preguntándome el porque - Por que sí, así de sencillo eso es muy venezolano pa' ti todavía; luego de que conozcas Venezuela si lo puedes decir porque tienes bases de nuestro dialecto ¿Está bien, amor? - él asiente mientras yo lo señaló con mí dedo índice, mi hermano se ríe al ver la escena al igual que nuestras madres.

-Ya sabemos quién manda en su relación - todos los demás asienten mientras Eros y yo nos miramos directamente a los ojos con una pequeña sonrisa en ambos rostros. Las palabras de mí hermano ciertamente me causan un poco de diversión, es verdad la que manda aquí soy yo.

Ay tan chiquis el niño, como a crecido Evan en estos años, Laura no tarda en llegar; apenas se oye el timbre ya mi hermano está en la puerta besando a mi cuñada mientras la carga en brazos para entrar a casa. Poniendo en el horno la torta y activando en temporizador, voy a la sala a saludar a Laura.