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Soleil fijó la vista en el libro, faltaban pocas páginas por responder e intentó hacerlo, pero no podía ignorar el hecho de que seguramente su cita estaría pensando lo peor de ella.

— No tenías ningún derecho de entrometerte. – Dijo sin despegar la vista del libro.

— ¿Estás molesta, Soleil? – Preguntó Taeyang con un toque de sarcasmo y ella le miró.

Por supuesto que estaba molesta.

— La próxima vez, no asumas que accederé a cualquier cosa que pidas. – Añadió.

— De acuerdo, ese fue error mío, pero aun así...

— Soleil, mejor deja de quejarte y date prisa con eso.

Volvió a escribir esta vez sólo por contestar algo porque en realidad no prestó atención a sus propias respuestas. Minutos después el timbre de la puerta sonó seis veces, Taeyang se puso de pie y le pidió a ella esperar ahí.

Abrió la puerta dispuesto a preguntar quién tocaba el pobre timbre con tanta insistencia, pero Meridia no le dio tiempo de articular palabra, entró y siguió de largo hasta la sala y parte del primer pasillo.

— ¿Buscas algo? – Preguntó Taeyang cruzándose de brazos.

Ella se detuvo.

— Pensé que estabas con una... alguien. – Prefirió omitir la palabra "mujer".

— Y si así fuera ¿Qué?

Meridia se quedó callada y Taeyang pudo notar que se sentía avergonzada, pero era la verdad, no le debía ningún tipo de explicación y él era libre de salir con quien quisiera si así lo decidía.

— Perdón. – Dijo luego de un incómodo silencio. – Será mejor que me vaya.

— Sí.

La acompañó hasta la puerta y una vez que se fue pensó en Soleil, evidentemente se había excedido, no se arrepentía, pero no terminaba de entender el motivo, si bien era estricto en sus clases, ese era un caso particular. Lo cierto era que le había causado satisfacción impedirle que fuera a reunirse con ese chico.

— ¿Terminaste? – Preguntó al entrar al despacho y verla caminando de un lado a otro.

— Sí. – Respondió con una pequeña sonrisa.

— Veamos. – Se sentó a revisar las respuestas y la llamó a su lado para hacerle algunos comentarios sobre los errores que había cometido.

Tan pronto como él terminó de revisar ella se colgó su mochila sobre un hombro.

— ¿Entonces es todo?

Taeyang cerró el libro.

— Sé que estás ansiosa por salir de aquí.

— Sí, no me gustaría que te hicieran una escenita por mi culpa. – Se puso una mano sobre el pecho en señal de preocupación.

— ¿Escenita? – Cuestionó confundido.

— No pensé que tuvieras algo con la profesora Meridia, pero parecía una pantera cuando entró, tuve que correr a esconderme. – A su pequeño relato le siguió una risita burlona. – Cuidado, profesor Yoo.

— ¿No te dije que te quedaras aquí? - Azotó el libro sobre el escritorio.

— Quería ir al baño. – Se defendió ella.

— Más vale que no comiences un rumor sin sentido.

— ¿Qué tipo de rumor exactamente?

Se acercó a ella a pasos lentos, la tomó de los brazos y se detuvo una vez que la espalda de Soleil tocó la pared.

Playing with fireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora