E l e v e n

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St Van cerró la puerta detrás de él, estaba agotado así que dejó el portafolios sobre el primer mueble que encontró a su paso.

— Llegas tarde.

Levantó la vista al escuchar la voz femenina. Frente a él estaba una mujer de su misma edad, cabello castaño claro y ligeramente ondulado hasta la altura de sus hombros, tez blanca y complexión delgada, sostenía una copa de vino en la mano, lo usual en ella, casi tan común como utilizar zapatos.

— Lo sé. – Respondió él al acercarse y le dio un pequeño beso en los labios.

— ¿Sabes? Has estado muy misterioso estos días. – Comentó siguiéndolo a una corta distancia por la sala de estar hasta sentarse a su lado en el sofá.

— ¿Por qué lo dices?

— Todas esas salidas inesperadas, llegas de noche y...

— Suficiente, Susan.

Ella esbozó una sonrisa sin separar los labios y negó con la cabeza.

— Está bien, pero realmente creo que algo me ocultas.

— No hay nada que ocultar.

— Si tú lo dices. – Le dio un beso en la mejilla y se puso de pie. – ¿Cómo te fue hoy?

— Bien. La escuela está tranquila, mejor dicho, los salones.

— ¿Y eso?

— La temporada de americano comenzó, entonces prefieren guardar sus energías para los partidos.

— Algún alumno o alumna debes tener que se emocione con tus clases.

De inmediato pensó en Gwen, pero no dio algún signo de que su respuesta era positiva.

— Vamos a cenar.

Se dirigió al comedor y Susan lo siguió.

— Por cierto, tu hermano ha cancelado su visita, no dijo el motivo.

— Me avisó, tiene asuntos personales.

— Personales... ya veo.

St Van asintió y ambos tomaron asiento en la mesa en donde ya se encontraban la comida y los platos.

♡•♡•♡

La música sonaba a un volumen bajo, pero podía distinguirse con el caer del agua. Minutos después Soleil salió con la ropa interior puesta y sujetando una toalla con la cual secaba su cabello dando suaves toques. Abrió la puerta del closet y tomó su uniforme de porrista, cuando estaba por vestirse recordó el folleto que Taeyang le había dado, lo buscó dentro de su mochila y volvió a leerlo.

Al terminar buscó algo más en su closet y luego siguió con su maquillaje. Tan pronto como soltó la brocha tomó su teléfono e hizo una llamada.

— Hola. – Respondió Gwen al otro lado de la línea.

— Amiga, necesito que me hagas un favor hoy.

— Claro ¿De qué se trata? – Apartó su vista del espejo y dirigió toda su atención a la respuesta de Soleil.

— No puedo ir al juego, estoy enviando un texto para que avisen a la suplente, si preguntan diles que... es un asunto personal, que lo hablaré directamente con la entrenadora.

— Está bien, pero ¿Cuál es exactamente la razón por la que no puedes ir?

— Es que... el profesor Yoo me dijo algo sobre una conferencia, entonces creo que estaría bien si voy allá. Después de todo me ayudó con algo importante.

Playing with fireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora