F o u r t e e n

14 3 12
                                    

Soleil abrió los ojos y se sentó de golpe fue entonces que se percató de la manta que tenía encima y justo frente a ella estaba Taeyang durmiendo en el sofá que era para una sola persona. Se puso de pie sin hacer ruido y tomó sus cosas dispuesta a irse; revisó la hora antes, apenas eran las siete de la mañana.

— Estás despierta.

Volteó al escuchar la voz de Taeyang.

— Sí, ya me voy.

— Te puedo llevar.

— No, prefiero irme sola.

Caminó hacia la puerta y Taeyang la siguió; tomó su mano para detenerla antes de que saliera.

— Oye ¿Estamos bien?

Ella se soltó de inmediato.

— Sí, profesor.

Y salió.

Esa respuesta no fue la que esperaba y tampoco le gustó, la sintió distante y no tenía idea de qué más podía hacer, tal parecía que su explicación no había servido de nada.

♡•♡•♡

Llegó a su casa con el cabello revuelto y abrazando su mochila, en todo el camino la había llevado así en lugar de colgársela sobre los hombros, tocó el timbre una y otra vez hasta que su madre abrió la puerta.

— Llegaste temprano. – se movió a un costado para dejarla entrar, luego cerró la puerta.

— Vanille aún dormía; no quise despertarla.

— Ese grupo de estudio se ha vuelto más exigente ¿No crees? Nunca habías tenido que estudiar hasta la madrugada.

Soleil asintió. En el momento que Taeyang le había dicho que no era seguro irse, ella envió mensajes tanto a su mamá como a Vanille para evitar meterse en problemas.

— Supongo que sí. – se dirigió a las escaleras. – Espero que no vuelva a ocurrir.

— Ve a dormir un poco, anda.

— Eso haré.

Caminó a pasos lentos hasta su habitación y se tumbó en la cama boca abajo dejando la mochila a un costado de la misma, el sol estaba a pocos minutos de entrar por sus ventanas, pero eso no fue impedimento para que ella consiguiera quedarse dormida. Minutos después recibió mensajes de Taeyang preguntando si había llegado bien a su casa y también disculpándose, pero ella no vio ninguno.

♡•♡•♡

— Una situación personal entonces. – rectificó Lou.

— Sí. – aseguró Soleil.

— Que no se vuelva a repetir, puedes faltar a los juegos, pero siempre debes avisar para que una suplente se prepare.

— Lo siento, de verdad no volverá a ocurrir.

— Eso espero. Ya puedes irte.

Esa mañana Lou había solicitado su presencia en su oficina para aclarar su falta al último juego, en palabras de Vanille, eso había provocado un pequeño caos en el equipo de porristas.

Al salir regresó de inmediato al salón en donde tenía su primera clase.

— ¿Se da cuenta de la hora que es, señorita Ryu? – preguntó Meridia.

— Lo sé, el entrenador...

— Vaya por un reporte. – ordenó sin dar oportunidad a la explicación de Soleil.

Playing with fireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora