☕︎ Capítulo 7 ☕︎

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Pip pip pip.

Eran las cinco y media de la mañana. Y hay una sola persona que es capaz de levantarse a esa hora un fin de semana. 

Sí. El mismísimo Levi Ackerman.

El pelinegro le era fiel a su rutina completamente estructurada. Y es que sí, el tiempo era algo muy importante para él. 

No le costaba para nada levantarse. Al parecer, los dos años en el servicio militar habían afectado sus horas de sueño. 

Le costaba dormir. Y mucho.

Una vez la casa se temperó, se puso de pie y se dirigió rápidamente a la cocina para prepararse un té negro. Era su bebestible favorito. Y, básicamente, en eso consistía su desayuno. Una buena taza de té negro y listo. 

Hange, su mejor amiga, siempre lo sermoneaba con que debía comer mejor, pero como ya se imaginarán, al pelinegro no le importaban ni mierda los comentarios. 

Ya se había acostumbrado a comer liviano y no lo harían cambiar de opinión. Siempre ha sido así. Un hombrecillo egocéntrico y directo. ¿Para qué andar con rodeos? Si la tenía clarita. 

Cuando terminó de "desayunar", se paró en busca de los implementos y se dedicó a limpiar y dejar reluciente aquel departamento donde vivía. Una vez terminó, se aseó y se arregló para ir a trabajar. 

Y así, sin más. Transcurría el resto del día. 

━━━━━━━━╰☆╮━━━━━━━━

Pero no todo podía estar en calma. 

Un mocoso de pelo castaño y ojos verdes le tenía los nervios de punta. Es que sí, odiaba a la gente preguntona, y por desgracia, ese mocoso era muy, muy, pero muy CURIOSO. 

Preguntaba hasta la más mínima cosa. Y sí, se le hacía insoportable. Pero no era un mal chico. 

No tenía la culpa de que él fuera un cascarrabias. 

-Oye, Levi… -curioseó el recién nombrado. 

-¿Qué quieres? -contestó sin apartar la mirada de su libro. 

-¿Cuántos años tienes? -preguntó interesado.

-¿Qué te importa?

-Me importa. Por eso pregunto.

-Eso no se pregunta. 

-¿Qué? Pareces una vieja. 

-¡¿Qué?! -atacó rápidamente. 

-JAJAJAJA -carcajeó fuertemente. 

-Deja de reírte, maldito.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Deja de preguntar estupideces. 

De pronto, un gran silencio inundó la habitación. El azabache levantó la mirada desconcertado. Era raro que el castaño se callara tan de repente. 

-¿Cuántos años tienes? 

Bueno…

Sí era bastante raro que se quedara callado por un rato. 

-Tsk.

-Wah, ¿cómo haces eso? Es genial. 

-...¿No te cansas? -preguntó seriamente mientras rodeaba los ojos.

-No. Me divierto -respondió mientras sonreía. 

-¿Cuántos años tienes tú? 

-¡¿Qué?! ¡Yo pregunté primero!

-Si me dices te diré mi edad.

-Jajaja, siempre te sales con la tuya. Tengo veinticinco.

-¿Qué? Pensé que eras un mocoso. 

-¡¿Por qué?!

-Te comportas como uno. 

-Nah, tú eres un viejito amargado. 

-Estás equivocado. Tengo veintidós.

-¿Qué? ¿Cómo así? 

-¿Tan viejo me veo?

-Es que estás todo el tiempo con cara de culo. ¿Qué esperas?

-¡Oye! ¡No te pases! 

-JAHAJAJAJJA. 

-Ya vete a limpiar -exclamó amargado.

-¡A sus órdenes mi capitán! 

-Tsk. 

𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒏𝒖𝒂𝒓𝒂́

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𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒏𝒖𝒂𝒓𝒂́...✍︎

Cántame al oído ﹙𝐄𝐫𝐞𝐫𝐢﹚ ִֶָ︕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora