Cántame al oído ﹙𝐄𝐫𝐞𝐫𝐢﹚ ִֶָ︕

☕︎ Capítulo 20 ☕︎

Una vez terminaron de cenar, ambos se ocuparon de limpiar y dejar todo en orden para descansar. Estuvieron un rato recostados en el sillón, mientras se dedicaban caricias y mimos (Cosa que Hiro no dejó pasar, y aprovechó para colarse entre ellos dos).

Los tres compartieron un buen rato, hasta que comenzaron a sentirse cansados.

–¿Quieres ir a la cama? –consultó un somnoliento castaño mientras bostezaba.

–Está bien -musitó mientras se sobaba los ojitos y permanecía apoyado en el más alto.

–Ven aquí –ordenó mientras se ponía de pie y abría sus brazos hacia el más bajo.

El azabache hizo caso, se paró en el sillón, abrazó al castaño y se colgó como un koala de éste. El más alto sonrió ante semejante acto y sujetó a su pequeño novio, mientras se dirigía al cuarto.

–¿Está bien aquí? –consultó mientras señalaba un lado de la cama.

–Lo está...–musitó adormilado, mientras dejaba caer su cabezita en el hombro del castaño y sus manos a los costados.

El más alto depositó al pelinegro sobre la cama y lo arropó entre las cobijas. Fue en busca de Hiro y se recostó junto a su amado para poder conciliar el sueño.

–Hace frío –se quejó el más bajo.

–Ven aquí –susurró afectuosamente.

El azabache se acercó rápido y el castaño lo aprisionó entre sus brazos, entrelazaron sus piernas y el más bajo hundió su cabeza en el pecho del moreno.

–Hueles delicioso –musitó el más alto.

–Lo sé –respondió orgulloso.

–Te quiero mucho.

–¿Seguro? Porque yo te quiero más.

–Segurisimo, pero yo te quiero mucho más.

–No. Yo te quiero muchísimo más.

–¿Por qué yo no puedo quererte más?

–Porque yo te quiero más...

–¿Y si nos queremos igual?

–Mmm, está bien.

Una vez el castaño se encontró satisfecho, apagó la luz y abrazó nuevamente al azabache. Ambos se mantuvieron apegados mientras poco a poco iban conciliando el sueño.

Era una noche fría y extremadamente húmeda, pero ambos yacían entre las cobijas compartiendo su calidez. Todo se mantenía en completo silencio y sólo se podía escuchar la lluvia de fondo...las respiraciones algo aceleradas de ambos chicos, y los ronroneos del lindo gatito que dormitaba a los pies de la cama.

–Yo te quiero más –susurró el azabache, mientras apretujaba más al castaño entre sus brazos.

–Pff –emitió y besó la cabeza del más bajo.

Pocos eran testigos del amor que florecía entre ellos dos.

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–Levi, mi amor –llamó una suave y débil voz.

–¿Si, Mami? –acudió un pequeño y pálido azabache, mientras tomaba las delgadas manos de su madre entre las suyas y las acariciaba.

–¿Me puedes prometer algo?

El pequeño asintió rápidamente, mientras mantenía sus lindas orbes color gris en las de su madre.