#. 𝑬𝑹𝑬𝑹𝑰 - 𝐹𝑎𝑛𝑓𝑖𝑐 ִֶָ︕
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¿Qué harías si tu secreto más preciado fuera descubierto por alguien?¿Serías capaz de aceptar sus condiciones y así proteger tu secreto?
Aún así, ¿qué tipo de condiciones o condición?
...
Armin se fue y el castaño quedó completamente solo. Maldecía internamente el haberse negado cuando su amigo junto a Erwin se ofrecieron a llevarlo. Había comenzado a llover y no traía paraguas…
Empezó a correr hacia el paradero mientras las gotas de lluvia lo terminaron de empapar por completo. De pronto divisó el paradero y no pudo creerlo. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? El azabache se encontraba igual de mojado en el paradero.
–¿No ha pasado locomoción? –curioseó.
–No, ¿qué haces aquí? –respondió sorprendido.
–No quise traer mi auto porque el día estaba bonito por la mañana, pero ya ves…–dijo mientras se rascaba la nuca nervioso.
–Siéntate aquí –ordenó sin ser duro con el castaño.
El moreno hizo caso y se sentó junto al azabache.
–Estás todo mojado –musitó el castaño mientras corría los cabellos que se habían quedado pegados por la lluvia en el rostro del azabache.
–No me había dado cuenta –dijo sarcástico mientras trataba de disimular el nerviosismo que provocaba el castaño en él. ¡Estaba muy cerca! Y sin agregarle que este toqueteaba su cara sin ningún filtro y la miraba detenidamente con sus grandes esmeraldas.
–Pff, ¿no ves que me preocupo por ti? –rió el castaño mientras le dedicaba una sonrisa ladina y conectaba su mirada con esos preciosos ojos color gris que se veían oscuros y profundos en la noche.
Al azabache se le habían subido los colores. No podía evitarlo…
–No me mires así –musitó molesto mientras desviaba la mirada.
–¿Así cómo? –consultó haciéndose el desentendido.
–Deja de jugar, siempre me miras e intentas ponerme nervioso –admitió molesto.
–Y me resulta bastante bien, ¿no? –respondió seguro.
Tomó el pálido rostro del azabache entre sus manos y lo miró con cierta dulzura mientras acariciaba sus mejillas.
–No es así –dijo apartando las manos del castaño.
–Mírame –musitó mientras tomaba una vez más su rostro.
El azabache suspiró y miró al castaño con cierta intensidad, éste mantuvo el rostro del pelinegro entre sus manos y no apartó la mirada. Siguieron así por un largo tiempo esperando que uno desviara la mirada, pero no fue así. Al parecer, los dos eran bastante orgullosos como para ceder.
Se miraban de manera intensa, ¿para qué mentir? Con cierto deseo para poder acortar la distancia entre ellos de una vez por todas. El castaño se acercaba y el azabache también, en señal de querer seguir el juego.
–No pienso perder –el pelinegro admitió de manera retadora.
–Yo tampoco –dijo mientras sonreía.
Estaban a solo unos centímetros. Sus bocas estaban a punto de tocarse. Se deseaban, deseaban cortar la distancia, deseaban el roce del otro en sus labios, deseaban sentir el aliento del otro en sus bocas.
–Quiero besarte –el castaño admitió de manera atrevida.
–¿Qué esperas? –dijo mientras sonreía ladinamente e intentaba incitar al moreno.
–No quiero perder…
–Qué aburrido –respondió burlón.
–¿Por qué no lo haces tú?
–Uhm, creo que soy demasiado orgulloso para hacer eso –dijo mientras rodeaba el cuello del castaño con sus brazos y arqueaba la espalda de manera seductora.
–Te encanta provocarme así, ¿no?
–Sí, ¿algún problema? –admitió.
*Muak*
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