Cántame al oído ﹙𝐄𝐫𝐞𝐫𝐢﹚ ִֶָ︕

☕︎ Capítulo 19 ☕︎

–Me voy a duchar. ¿Podrías fijarte en la comida? –consultó el más alto. 

–Claro –respondió un feliz azabache, mientras besaba la mejilla de su novio y se ponía de pie para dirigirse a la cocina. 

El castaño sólo se limitó a sonreír. Era raro ver a Levi comportarse de manera tan tierna y dulce, más como si no le preocupara nada y se olvidara completamente del semblante amargado, que traía la mayoría del tiempo. 

Se sentía bien saber que de alguna u otra manera, el pelinegro se sentía cómodo con él y era capaz de actuar con libertad. Sin duda alguna, el azabache era alguien que sabía esconder muy bien sus sentimientos. Pero por dentro, era todo lo contrario. Podía asegurar que su novio sentía las cosas un tanto más que el resto, y era una persona sumamente sensible. Pero era algo que pocos sabían o tenían la suerte de ver. 

Levi Ackerman, era único en todo aspecto. Era una persona tan difícil de leer y misteriosa… 

Muchas veces, el castaño no llegó a descifrarlo. De hecho, aún costaba un poco. Pero poco a poco se abría más con él, y eso le encantaba. 

Se le hacía imposible no protegerlo. Quería cuidarlo y hacerle saber que no estaba solo, porque a veces el pelinegro mostraba una expresión tan triste…se perdía en sus pensamientos y sus ojos se apagaban. Parecía que sufría y lloraba por dentro, y eso lo aterraba. Le aterraba pensar que el azabache sufría a diario por algo, y no tenía la dicha de compartirlo con alguien. Pero no era así, porque él estaba ahí para él. 

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Una vez terminó de ducharse y ponerse el pijama, se dirigió a la cocina. Y ahí estaba su novio…su preciado y bonito novio, tenía a Hiro en un brazo, y con el otro revolvía la comida. El neko frotaba su carita contra la de Levi, y éste sonreía mientras le dedicaba caricias con la misma mano que lo sostenía.

¿Por qué era tan dulce? 

Eren siempre pensó que era una persona desafortunada y con carencia de suerte, pero ahí estaba él con su gatito. Era conmovedor y su corazón se sentía llenito de amor. 

–¿Cómo va la comida? –curioseó emocionado mientras abrazaba al azabache por detrás y apoyaba el mentón en su hombro. Hiro comenzó a ronronear y a frotar su carita con la de Eren. 

–No puedo cocinar con los dos encima –musitó entre risas. 

–Creo que tendrás que acostumbrarte pronto –molestó divertido. –¿Me das una probadita?

–Eres un meloso –murmuró así, mientras tomaba una cucharadita de la crema de espárragos y se la daba de probar a Eren. –¿Cómo está?

–Deliciosa –respondió mientras sonreía encantado y besaba la mejilla del más bajo. 

–Claro que lo está –dijo orgulloso y habló nuevamente. –Anda, pone la mesa. 

–¿No quieres comer en el sillón? –consultó mientras se apegaba más al pelinegro. 

–N-no. 

–¿Qué? ¿Por qué?

–Porque no me dejarás comer tranquilo.

–Pero…

–Pff, que odioso –musitó entre risas. 

–Aah, está bien —respondió rezongón.

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Fue una cena bastante agradable y divertida. El castaño se dedicaba a hablar sin parar, y el azabache lo escuchaba encantado, mientras en reiteradas ocasiones le ordenaba que comiera su comida, sino enfriaría.

El más alto solo respondía de manera rezongona y luego continuaba hablando. 

El pelinegro no podía evitar reír.

El castaño parecía un niño…pero le encantaba eso de él. Le encantaba su manera tan dulce y cariñosa de ser. Este no sabía mentir y no le costaba para nada leerlo,pero muchas veces...logró sorprenderlo y alterarlo fácilmente con sus acciones y comentarios. 

Y es que no podía negarlo. No podía negar que ese lindo castaño de orbes esmeraldas, provocaba miles de sentimientos y emociones en él. Lograba ponerlo nervioso y hacer cosas que jamás hubiera pensado hacer. 

¿Sonreír él? Solo Eren lograba que lo hiciera, y no podía evitarlo. 

Eren Jaeger le hacía demasiado bien. Tanto así, que le daba miedo de tan solo pensarlo…porque jamás imaginó querer tanto a alguien. 

𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒏𝒖𝒂𝒓𝒂́...✍︎