| 3. Caos |

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El mundo había estallado una noche antes, con un beso apasionado dado por una diosa de rulos despeinados. Esa fue la primera bomba que estalló en mi vida.

Para ese momento ya había probado muchos labios. Chicas preciosas me habían regalado un beso; y tal vez algunas cosas de más; pero ninguno se comparaba como el que Lana King me dio por primera vez.

Fueron mil sensaciones en menos de un minuto. Un gorgoejo en el estomago, el fuego recorriendo mis venas y los latidos cada vez más rápidos de mi corazón. Ni todos los besos dados algún momento se comparaban a ese.

Abrí los ojos y observé el techo de mi habitación, el sol ya entraba por las cortinas y una suave brisa de aire corría por el lugar. Inquieto me removí, esperando que Chace pateara la cama desde abajo. Mas no hubo ningún movimiento más que el de un libro al caerse.

Confundido me levanté, comprobando así que Chace no había dormido ahí. ¿Acaso...? Impotente golpeé el closet y las cosas dentro cayeron. Tenía que solucionar las cosas con Chace, no podía mandar al diablo años de amistad con él por un tema tan...delicado.

Sin perder más tiempo me coloqué las primeras prendas que encontré, sin intentar recordar el resto de la noche. La sabía de memoria: el beso con Lana, el baile con Lana, yo huyendo a los dormitorios.

Una vez listo salí de la habitación sin saber a donde ir. ¿Dónde podría estar escondido Chace? No tenía la mínima idea. El único lugar que se me ocurría era la habitación de Lana. ¿Dónde era la habitación de Lana?

Como si el destino la hubiera enviado, al salir del edificio me encontré con la amiga de Lana cruzando a la biblioteca.

- ¡Hey! - la rubia no me hizo caso, sino continuó su camino. Tuve que cruzar hasta donde estaba y colocarme frente a ella para que repara en mi presencia

-. ¡Hey! - volví a decir y ella me miró con sorpresa.

- ¿Si? - su ceño se frunció.

- ¿Mariana? - negó con la cabeza, impaciente.

- No tengo tiempo que perder así que - intentó hacerme a un lado para alejarse.

- Necesito saber dónde queda el cuarto de Lana - el nombre la hizo detenerse y fijarse más detenidamente en mí.

- Eres el amigo de Chace, ¿verdad? - asentí con la cabeza y la chica ocultó una sonrisa burlona -. Tienes muchos problemas - no hacía falta que me lo recordarán, fruncí el ceño cada vez más impaciente.

- ¿Dónde está su dormitorio?

- Es información no te servirá de nada si no sabes a lo que te enfrentas - aquella chica era exasperante, tenía un aire de inteligencia que presumía la astucia que uno no poseía.

- Tengo que verlo - nuevamente negó con la cabeza, soltando un suspiro de rendición.

- Está en la Torre E-16.

- ¡Gracias! - intenté recordar su nombre para darle unas sinceras gracias, mas mi mente continuaba vacía frente a su rostro.

- Marie - su sonrisa me permitía salir corriendo del lugar, por lo que fue lo hice gritando un gracias.

- ¡Habitación 67! - me gritó cuando cruce la laguna artificial que había en el campus.

Ese era el primero de muchos favores que le debería a Marie Stone.



Lo difícil no fue llegar a la Torre E-16, sino lo fue pasar la marea de visitantes. Era un fastidio, pero ya estaba acostumbrado. Todos los sábados llegaban jóvenes entusiastas a observar el campus y pensar en sus posibilidades. El cuarto de ellos conseguía una vacante mientras que el resto disfrutaba de la vista.

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