Inconsciente me di la vuelta haciendo mover el closet y que un balde cayera sobre mi cabeza. Ya despierto intente levantarme y abrí los ojos para encontrarme con una oscuridad total. ¿Dónde me encontraba? Recuerdos del día anterior volvieron de golpe a mi mente, solo tenía una explicación: Chace no me habría dejado dormir en el cuarto dejándome con el cuarto de conserje como nueva habitación. Grandiosa idea, Ryan borracho.
Junto a mí, en el suelo, mi celular vibró en señal de alarma. ¡Tenía clases! Joder, debía de dejar de beber como idiota. A duras penas logré levantarme, haciendo caer millones de cosas a mí alrededor. Antes de que pudiera abrir la puerta, esta lo hizo como por arte de magia.
La silueta del conserje se dibujó frente a mí, con una luz brillante como el sol detrás de él.
- ¿Listo para ir a clases? - su tono burlón no me ofendió, por el contrario me animó. Ese tío llevaba trabajando desde que yo había llegado. Me había cubierto las espaldas en varias ocasiones, logrando entablar una especie de relación conmigo. Nuevamente le debía un favor.
- Siento el desastre - intenté disculparme, abochornado. Él soltó un suspiro y se hizo a un lado para que pudiera salir.
- No te creas salvado, regresarás a limpiarlo - aunque su voz sonará seria y tuviera el ceño fruncido, sonreí ampliamente.
- Gracias, nos vemos - él asintió con la cabeza y me alejé de ahí lo más rápido que pude. Ni de joda podía ir por mis cosas al cuarto, tendría que conformarme a hacer un viaje hasta los casilleros y de ahí hasta el aula de Historia con los libros en brazos.
°°°°°
El profesor ni siquiera se molestó en llamarme la atención por mi tardanza, ya se las cobraría con la tarea o al colocar mi nota. Sin preocuparme de mi aspecto camine hasta las sillas en la parte trasera del aula. Chace se encontraba en el mismo asiento de siempre, a mi lado, cosa que me sorprendió.
- Joven Smith, no me haga perder más tiempo y tome asiento - no había notado cuanto tiempo me quede mirando a Chace. Incomodo me senté en la silla de siempre y coloqué mis libros sobre la carpeta con un golpe sordo.
La clase continuó con su rumbo normal, conmigo intentando prestar atención. No podía quitar de mi mente la pelea con Chace. Poco a poco caí en la cuenta de cómo todos volteaban a verme y soltar risitas estúpidas. Seguro tenía la nariz hinchada, ni siquiera me había preocupado en verme al despertar.
- Ayer no apareciste por el pub - comenté como si nada hacía Chace, este se encogió de hombros como si nada -. Te estuvimos esperando con los demás - nuevamente recibí nada por respuesta -. Joder, no podemos estar así - intenté por última vez.
- No empeores las cosas - su respuesta me dejó aún más perplejo, deseaba que él volviera a hablar conmigo pero no de esa manera o con ese tono -. Te metiste con mi hermana, déjame que me dure lo que quiera - quise replicar y explicarle que Lana había sido la que había propiciado todo. En lugar de eso me quedé en silencio, no era nadie para ponerlo en contra de su hermana.
Rendido me hundí en la silla con la mirada fija al frente, intentando concentrarme en vano. Como supuse, el profesor me dejó un ensayo con el doble de páginas que los demás.
* * *
Después de una larga jornada de clases, terminé como siempre en mi lugar favorito: la banca. Nadie se encontraba cerca, por lo que podría disfrutar de un momento de privacidad con unos cuántos cigarros. La mayoría debía de estar paseándose con tareas o preparándose para salir más tarde. Yo en su lugar prefería estar solo.
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|Cenizas|
Teen FictionLana King, desenvuelta y rebelde. La clase de chica que haría lo contrario a lo que le dijeras, la clase de chica que es inalcanzable para todo el mundo. Fría como el hielo, dura como una piedra. ¿Acaso tiene un corazón? Ryan Smith, el típico moja b...