La Vez Que Reencarne Como Demonio [En Mantenimiento]

RELACIÓN DE HERMANOS

Pasaron cinco largos años de mi exilio en la Tierra Jurásica entrenando con Pteral y los tres guardianes para recuperar algo fundamental de mi para volver a usar mis poderes. Fue muy duro mi proceso de reaprendizaje de mis poderes porque muchas veces que quería usarlos, siempre sentía como jugaban en contra que pensaba que ya no podría hacer magia nunca más.

Los guardianes me entrenaron para poder manipular la magia con el mana natural porque absorbería y daría forma a mis hechizos usando el mana del ambiente en vez de mi propio poder para irme acostumbrando a usar de nuevo mi propio poder mágico.

Mis primeros dos años fueron difíciles ya que siempre presentaba episodios de depresión y ansiedad cuando intentaba solo por un segundo usar mi poder mágico ya que siempre pensaba que iba a activar de forma inconsciente la magia demoniaca que siempre me recordaba que fue mi culpa que Charles muriera a manos de ese archidemonio por salvarme. Sentía que mis amigos, ni siquiera yo mismo, podrían perdonarme.

Esa situación siempre me hacía pensar todo el estrés y la ansiedad que mi padre cargaba día a día, pero lo malo es que él es muy terco para aceptar la ayuda de los demás y creo que, en ese tiempo, tenía esa mala costumbre. Sentía que solo yo podía solucionar mis problemas, aunque pidiera ayuda. Cuando pasaba por esos episodios de depresión, siempre Pteral estaba presente y hacía que me calmara controlando la respiración, dándome algún consejo o solo hablando conmigo sobre lo que sentía.

Para distraerme un poco, Pteral me entreno en la supervivencia y en agilidad por toda la Tierra Jurasica y me enseño nuevas técnicas de supervivencia y me llevo a conocer a varios de su raza que eran igual a él: con forma del algún dinosaurio específico. Todos vivían en una aldea sin importar que tipo de dinosaurio eran y muchos lo respetan.

--Muchachos, ¿Cómo están? – Pteral anunciando su llegada a la aldea

--Ha pasado tiempo que no venias acá, elegido – dijo el tiranosaurio

--Lo sé, pero he tenido mucho trabajo

--Y, ¿Quién es el? – pregunto el tiranosaurio

--Oh, lo siento. No lo he presentado. Él es Dorias

--¿Dorias? ¿El archidemonio del que nos hablaste? – pregunto un pteranodón

--Si, él mismo que me ayudo hace tiempo

--¿Les hablaste sobre mí? – pregunto impresionado

--Claro que sí – dice Pteral – Como no iba a contarles cómo me ayudaste a no ser un esclavo eterno de Folen

--Es un gusto conocer al que salvo al elegido de los dioses – dijo una triceraptop estrechando mi mano

--También es un gusto

Pteral me presento a sus amigos que eran un tiranosaurio rex, un pteranodon, una triceraptop y un estegosaurio. Los cuatro eran increíbles porque de verdad eran dinosaurios humanoides, pero más grandes. Luego de la presentación, me invitaron a comer con ellos y también les conté la razón de mi llegada. Ellos quedaron asombrados con mi relato que pensaban que había inventado toda la situación, pero tenía una expresión vacía y triste en mi rostro que les hizo cambiar de idea.

Los Jurásicos (como se hacen llamar) entendieron que de verdad estaba sufriendo y también estuvieron dispuestos a recibirme como uno de ellos, pero antes tenía que seguir a sus costumbres y tradiciones. Lo primero, obviamente, fue la vestimenta ya que no estaban acostumbrados a ver a un ser con un conjunto de ropa tan increíble y elegante para la batalla.

Decidí dejar de lado mi terquedad por las acciones que hacía para resolver todo yo solo. Tenía que aprender de nuevo a estar en equipo, y si eso suponía cambiar mi apariencia, lo iba a ser para mejorar. Me despide de mi ropa, hicieron que tomara un baño en una terma caliente, me cortaron todo mi pelaje con cuchillos hechos de rocas y me dieron solo un taparrabo para colocarme. Toda la ropa que tenía la desgarre para marcar el inicio de una nueva etapa de mi vida y deje mi mochila con los guardianes.