ZANE
La oscuridad de las salas subterráneas ni siquiera me provocan un mínimo sentimiento de temor.
El aire está impregnado de un olor metálico; unido al olor del miedo y desesperación de mis amigos.
Otra vez estamos aquí por mi culpa.
Estamos encadenados a las paredes. El frío de las cadenas casi se me cuela por los huesos.
Miro a Nellie, quién está encadenada justo a mi lado.
Su rostro es indescifrable y por un momento siento una punzada de que no sé qué en el estómago.
—No nos romperán —susurro, y es lo único que se me ocurre.
Nellie me mira y asiente en un gesto apenas perceptible.
Me gustaría decirle que no tenga miedo, que estaremos bien. Pero sé que no puedo asegurarlo, no cuando la mente enferma de Aaron está detrás de todo esto.
Los guardias entran y salen, con ese sonido de sus estúpidas botas tan rutinarias sonando contra el suelo de piedra.
Uno se detiene frente a mí, con una sonrisa cruel dibujada en su rostro.
—Vamos a divertirnos un poco, ¿eh? —dice y su risa es casi tan insoportable como él.
No me da tiempo a procesar el momento en el que saca una especie de látigo y comienza a golpearme en la espalda.
Siento como me corta y me arde la piel, pero no hago ni una sola mueca de dolor.
No pienso darles el gusto.
Mis amigos gritan mientras lo presencian, yo les dirijo, de vez en cuando, alguna que otra mirada para hacer que se tranquilicen.
—No hay forma de hacerte gritar, ¿eh, Zane? —comenta Aaron, con burla—. ¿No sientes ni una pizca de dolor? ¿Ni aunque sea sentimental sabiendo que acabas de arrastrar a todos tus amigos aquí?
¿Dolor físico? No lo creo. ¿Dolor sentimental? Desde que nací.
Pero, por alguna razón, no soy capaz de exteriorizar ese dolor.
—Te va a hacer falta más que un látigo si quieres hacerme daño —espeto con firmeza.
La sonrisa de Aaron se desvanece y en su lugar aparece una mueca de frustración.
El guardia continúa golpeándome, pero yo mantengo mi mirada fija en Aaron, desafiante, como si con cada golpe estuviera desafiando su autoridad, su control sobre mí. Sé que estoy jugando con fuego, que cada palabra, cada mirada desafiante podría terminar con algo peor, pero algo dentro de mí se niega a ceder, a doblegarse ante él.
Y eso le desespera.
Y a mí me encanta.
Nellie me mira con preocupación, sus ojos llenos de dolor y angustia. Quiero decirle que lo siento, que no quería ponerla en esta situación, pero las palabras se quedan atascadas en mi garganta mientras sigo recibiendo los golpes del guardia.
Finalmente, el guardia se detiene, casi más adolorido que yo. Suelta un gruñido de frustración y me lanza una mirada llena de odio antes de retirarse de la sala cuando recibe la orden de Aaron.
Aaron se acerca lentamente, su expresión fría y calculadora.
—Eres un verdadero dolor en el culo, Zane —dice con una voz llena de veneno—. Ya veo que da igual lo que te hagan, así que he cambiado de opinión.
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El club de los 15 © #PGP2024
Misteri / ThrillerEn el enigmático Centro Zyrom, las puertas se abren para recibir a quienes buscan refugio, pero extrañamente, pocos desean abandonarlo. Nellie Moon es una de las pocas personas junto al misterioso ''Club de los 15'' que se dan cuenta de que tanta...