Capítulo 13

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D E S C U B R I M I E N T O

1

Después de aquel episodio tan difícil, Hyukjae no quiso volver a mencionar nada de lo que hablaron antes, ni los demonios de mierda, ni la droga, ni su madre…, nada. Llevó a un Donghae aterrado y balbuceante a la mansión. Entró empapado, cargándolo como si fuera un niño pequeño. Le sentó bastante mal ver a Hwasa en el living, leyendo tranquilamente un libro. Soltó un suspiro ¿por qué de todos los días, justo tuvo que encontrársela ahora?

Ella le clavó encima una poderosa mirada interrogatoria. Era obvio que algo malo había ocurrido. Llevaba a Donghae contra el pecho y ambos lucían miserables, además, el castaño no podía dejar de sollozar con los párpados apretados. Hyukjae se la sostuvo, parándose antes de subir las escaleras.

—¿Qué le pasó? ¿Está bien? —preguntó cautelosa, pues, en el tiempo que llevaban viviendo bajo el mismo techo, Hyukjae no había demostrado ser precisamente una dulce persona.

—Se perdió en el bosque. Es todo —tajó reanudando su camino. Esta era apenas una de las cosas que odiaba de la fama: tener que tratar todo con mucha delicadeza, porque de lo contrario podría romperse. Detestaba fingir que Donghae y él eran personas extraordinarias, incapaces de sufrir ningún tipo de problema. Por eso no podía dejar que Hwasa ni nadie se enterara de los males que habían estado aquejando a su amigo. Lo repetía una y mil veces dentro de su cabeza: Donghae no necesitaba más problemas.

—Oh, Hae ¿Estás bien? Debió ser horrible —escuchó que ella le habló. Hyukjae se detuvo aterradoramente y se giró a mirarla. En realidad, no solía ser tan imbécil con las personas, pero es que a estas alturas ya no confiaba en nadie.

—No puede contestarte ahora ¿No lo ves?

—Lo que veo es que está en shock o algo así.

Hyukjae bufó, dando a entender lo poco que le agradaba la conversación. Se sentía como si no tuviera que estar hablando con ella en primer lugar. Dios, se encontraba hecho un mar de paranoia y sentimientos malos.

—Yo… Yo iré a dejar a Hae a nuestra habitación y después quiero hablar contigo si te parece bien —le dijo. Ella levantó las cejas, sin poder ocultar su impresión—. Así que, por favor, no te muevas de aquí.

No esperó una respuesta, subió de dos en dos las escaleras, aun escuchando contra su oído los débiles sollozos de Donghae.

Cuando llegaron a su piso y Hyukjae quiso dejarlo en la cama, Donghae lo tomó de la manga.

—Me da miedo quedarme solo.

—Lo sé, Hae, pero debo ir a hablar con la chica. Esto también es por ti, todo lo que hago es por cuidarte.

—¿No puedo ir contigo?

—Estás hecho un pequeño desastre —sonrió sin ganas y le acarició el cabello. Lo amaba tanto, precisamente por eso se sentía tan abrumado con la situación—. Tardaré menos de lo que piensas, en serio. Si quieres puedes ir llenando la bañera. Te ayudaré a lavarte.

—Vale —sonrió Donghae, también desganado. Se alzó para apoyarse con sus codos sobre el colchón y clavó su acuosa mirada en Hyukjae—. Sé que esto te da mala espina y por eso no me dejas besarte y esas cosas, pero… ahora mismo apreciaría mucho si pudieras darme un beso. Necesito saber que sigues siendo tú, y que me sigues queriendo.

A Hyukjae le llegaron muy profundo las palabras de su amigo a pesar de que no entendía por completo ese sentimiento.

Sabía que era normal que Hae tuviera miedo de una cosa así, pues a final de cuentas lo había hecho sentir mal al no creer su historia de los demonios. Casi tenía ganas de rendirse y decirle que le creía cada palabra aunque no fuera cierto, pero entonces recordó las recomendaciones del psiquiatra de su madre, quien alguna vez le dijo que incentivar las alucinaciones de un esquizofrénico es el peor mal que alguien puede hacerle a ese tipo de pacientes.

W A L L S [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora