Capítulo 16

183 45 37
                                    

G U S A N O S

1

No le gustó que Hyukjae lo llamara "loco", pero la única verdad es que estaba actuando como uno. Lo hizo al salir despavorido en medio de una tormenta, al correr por la carretera y al esconderse entre la hierba cuando vio pasar la camioneta.

Pudo ver por un segundo el rostro preocupado de su amigo y la insistencia lastimera con que se mordía el labio. Se sintió culpable y tuvo el impulso de salir. Sin embargo, algo dentro de su cabeza le dijo que no era buena idea, pues últimamente Hyukjae estaba comportándose raro con él, como si fuera su dueño… Bueno, la verdad siempre se comportó así. Cada que había problemas por polémicas o cosas similares lo encerraba en casa y le quitaba el teléfono. Sus cuidados caían un poco en la dictadura, y ya estaba hartándose de eso, aunque se preguntó por qué precisamente ahora y no antes.

La camioneta se alejó lo suficiente, así que Donghae salió de su escondite y buscó en su teléfono con los dedos temblorosos un nombre en específico: el de Yesung. Su amigo no contestó a la primera, pero sí lo hizo la segunda vez. Su voz sonaba adormilada. Donghae se preguntó qué tan tarde debía ser.

—¿Hae? ¿Estás bien? —No era común que Donghae realizara llamadas, y menos a esas horas, así que Yesung de inmediato se preocupó. Se frotó los ojos mientras bajaba las piernas de la cama. Necesitaba espabilar.

—No…, digo sí. Bu-bueno, necesito que me eches una mano. Estoy en un pequeño lío.

—Dime. Sabes que te ayudaré en lo que pueda.

—Si te mando una ubicación ¿podrías venir en tu auto por mí?... Y por favor no le digas a Hyukjae que te llamé.

—Claro, voy enseguida ¿Necesitas algo más?

—N-no, creo que no.

A Yesung le dejó un muy mal sabor de boca esa llamada, y el sentimiento se volvió más intenso cuando vio la ubicación donde Donghae se hallaba. Si no recordaba mal, debía estar a unos dos kilómetros de su casa, el problema era que estaba en medio de la nada, solo rodeado por árboles y hierbajos al costado de una carretera.

Se levantó apurado y condujo lo más rápido que pudo. No era seguro que su amigo permaneciera en ese lugar, a merced de cualquiera que pasara por ahí, y menos con lo inocente y confiado que era. Todo el camino fue con el corazón dando tumbos, hasta que al llegar no le costó divisarlo sentado en una roca. Donghae llevaba puesto un abrigo peludo que lo hacía lucir muy pequeño, casi como un niño bajo la lluvia. La imagen le rompió el corazón.

Encendió las luces intermitentes y se detuvo. Abrió la puerta del pasajero y le gritó un escueto “entra” por encima del sonido de la tormenta. Cuando su amigo posó el culo en el asiento y por fin salieron de ese predio que le daba tan mala espina, lo primero que éste le dijo fue:

—Que tormenta del carajo ¿crees que para mañana salga el sol?

—¿Qué? —preguntó Yesung, aturdido. Esperaba que Donghae, expresivo como era, empezara a contarle de inmediato por qué lo había sacado de la cama, pero el menor claramente evitaba el tema.

—Todo el día ha estado lloviendo, así que…

—No, Hae, me refiero a que me gustaría saber por qué te encontrabas en una brecha abandonada tan cerca de tu casa y sin querer que Hyukjae lo sepa ¿Está él bien?

Donghae soltó un suspiro y se frotó las manos. Al notar que tenía frío, Yesung encendió la calefacción.

—Bueno, tuvimos una pelea y salí huyendo de casa porque no quiero verlo. Lo vi pasar en la camioneta, buscándome… Sé que está preocupado, pero… me sentía intoxicado en esa casa, y por primera vez él dijo algo que me lastimó ¡por el simple hecho de lastimarme! Creo que le tuve miedo…, y él me lo tuvo a mí.

W A L L S [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora