Capítulo 11

295 55 50
                                    

M A N I Q U Í

1

Donghae negó con la cabeza en un gesto condescendiente, también se tocó la frente para intentar disipar el dolor que comenzaba a acrecentarse con más fuerza. Quería irse a casa. No tenía conocimiento de nada más. Se quería ir ya. Entre la copa de los árboles podía ver retazos de la mansión, pues se encontraban tan cerca… Si no hubieran parado ¿Por qué se habían detenido? ¿Por qué tuvo que abrir la boca acerca del… “maniquí”?

—¿Te encuentras bien?... Joven Lee… ¿Te encuentras bien?

El castaño levantó la cabeza ante el llamado de su nombre. Vio al oficial sosteniendo un cigarrillo entre los labios de forma vulgar, y una tableta en las manos. Sabía que ese hombre probablemente quería ahorcarlo, pues no había podido sacarle información.

—Íbamos por el camino, volteé hacia la vereda, noté algo extraño en el pasto y se lo dije a Hyukjae. Ese… hijo de perra ni siquiera tiene el sentido de la responsabilidad lo suficientemente desarrollado… es decir ¿por qué se preocupó en llamarlos? ¿Por qué me arrastró a este embrollo? Yo solo quiero irme y darme una ducha.

El oficial le otorgó una mirada especial, y luego se giró a mirar a Hyukjae, quien era interrogado por su compañero. Se sintió con bastante mala suerte ese día, a su pareja le tocó el chico lúcido que quería cooperar, y a él, por supuesto, le tocó el shockeado histérico.

—Entiendo que quieras irte, por eso, mientras esperamos a que servicios forenses lleguen ¿por qué no hablas conmigo acerca de lo que viste?

—Es lo que hago. —Donghae levantó la voz, luego volvió a sacudir la cabeza como un animal que ha sido golpeado —¿Siempre se tardan tanto?

—¿Perdón?

—Los forenses ¿siempre se tardan?

—De hecho, no. Somos nosotros los que nos encontramos en una zona complicada.

Una zona complicada… Parecía chiste. Donghae se hallaba furioso. Quizá los policías y los forenses se lo tomaban a la ligera porque estaban acostumbrados a ver toda clase de desgracias, pero él pensaba que esta no era la manera en como un par de ciudadanos más o menos decentes merecían ser tratados. La policía los había hecho esperar una hora entera antes de dignarse a aparecer: sesenta minutos y un poco más al lado de ese cuerpo mutilado, como si les hubieran encargado la tarea de cuidarlo para que no se escapara. Donghae mantuvo la cara enterrada en el pecho de Hyukjae la mayor parte del tiempo, y lloró hasta que su depósito de lágrimas quedó vacío. Su amigo se encargaba de acariciarle el cabello y jurarle, falsamente, que los oficiales llegarían rápido. Donghae pensó que cuando al fin aparecieran, verían al menos tres carros y la camioneta forense, pero no, de hecho, solo mandaron a un par de policías de caminos, quienes por cierto llegaron frescos, fumando y bebiendo café. 

—Pues deberían prestarle más atención a esta “zona complicada” —el castaño no fue capaz de moderar el veneno en su voz. Y aunque detestaba ser grosero…, en serio ¿qué mierda? —¿No cree que al ser “una zona complicada” es más fácil que las personas vengan acá a hacer cosas malas? Hoy tiraron un cadáver al costado del camino, quizá mañana se decidan por meterse a mi casa a hacerme daño a mí y a mi amigo.

—Las personas hacen cosas malas en lugares inhóspitos todo el tiempo. El mayor depósito de cadáveres que he visto en mi vida profesional son las montañas del este, en invierno. Cuando podemos llegar hasta la escena del crimen, los cuerpos no son más que un cubo de hielo.

Donghae sintió una arcada más que involuntaria. Otra razón para no querer ir a acampar jamás.

—No quería saber eso…

W A L L S [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora