Capítulo 5

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S I L B I D O

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Llegaron a la nueva casa casi anocheciendo. Era más tarde de lo que ambos habían previsto, pero pasaron largas horas en la veterinaria al pendiente de Wilde y Picasso. Debido a la deshidratación, los gatos debían quedarse ahí la noche entera, y quizá uno o dos días más. El doctor prometió que tenían altas probabilidades de sobrevivir. Además de todo lo anterior, el camino era largo, de casi una hora, pues la casa se hallaba a las afueras de la ciudad.

Después que el portón principal se abriera para ellos, Donghae frunció el ceño.

—Hyuk... ¿cómo se supone que pudimos pagar esto? —preguntó observando la casona de estilo antiguo escondida entre el follaje del gigantesco jardín.

—Donghae, hay algo que debes saber —le dijo deteniendo el andar de la camioneta a media vereda. Donghae se quitó el cinturón y se cruzó de brazos, mirándolo expectante. Hyukjae se aclaró la garganta antes de hablar—. Es una casa compartida.

—¿Perdón?

—Pagamos por una sección de la casa como si fuera un departamento. Habrá otras personas viviendo ahí.

—¿Qué estás diciendo? Joder, Hyukjae ¿te has vuelto loco? —preguntó el menor pasándose las manos por el cabello —¿Recuerdas que somos figuras públicas? Necesitamos intimidad. No podemos vivir con... ¿cuántas personas hay ahora mismo?

—Bueno, es el dueño y dos chicas.

—No puede ser cierto...

—Espera Donghae ¿no estás escuchando lo que digo? La casa está dividida en secciones, será como si fuéramos vecinos, nada más. Nadie podrá entrar a nuestras habitaciones sin permiso. Tenemos nuestro propio living, baño y terraza ¿lo entiendes? La casa funciona como un complejo de departamentos.

Donghae, cansado y emocionalmente sensible por todo lo que estaba ocurriendo en su vida, se cubrió los ojos con la palma de la mano y comenzó a sollozar.

—Hae...

—¿Por qué no pediste mi opinión antes de hacer el trato? ¿Por qué parece que a nadie le interesa lo que yo piense?

—Las cosas no son así, no digas eso. Debía hacerme cargo porque tú te encontrabas mal, no quería molestarte poniendo otra carga sobre tus hombros. Esta casa es buena, es asombrosa, te aseguro que apenas poner un pie dentro la amarás, si no es así... me comprometo a conseguirnos un depa normal y sacarte de aquí sin decir palabra alguna. —Puso el dedo meñique frente a él en signo de promesa. Donghae suspiró y terminó asintiendo, enredando su propio dedo en el ajeno. Hyukjae reanudó la marcha y comenzó a hablar de nuevo. —Es el único sitio que encontré donde no se escandalizaron por los diez gatos... Es muy elegante. Hay enormes ventanales en todos lados, tiene piscina, un jardín japonés, terrazas... Es una pasada.

Cuando llegaron al sitio en que se plantaba la imponente casona, un hombre adulto, más o menos viejo, de aspecto gris, los esperaba en la entrada.

Donghae comprobó la veracidad en las palabras de Hyukjae: las paredes de la casa, pintada de un color blanco pulcro, eran por poco inexistentes, al menos en la fachada frontal. Estaba llena de ventanales que brillaban de limpios y dejaban ver gran parte del interior.

—Buenas noches, jovencitos —dijo el hombre tendiéndole la mano a ambos—. Soy Oh Wohyun, el dueño de esta casa y, a partir de hoy, su casero.

Hyukjae y Donghae recibieron el saludo y fueron alentados a cruzar el porche.

El hombre abrió la puerta principal, echa de madera y decorada con opalina azul. Donghae no podía dejar de mirar a su alrededor. Enredaderas colgaban en los pilares y algunas farolas ya encendidas brillaban majestuosamente.

W A L L S [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora