Capítulo diez

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Leah

¿Por qué tengo ganas de besarlo?

Sé que la cita doble fue un desastre y aún tengo que hablar las cosas con James, pero igualmente, los sentimientos por él no han desaparecido. Sigo enamorada.

Supongo que Ayden... me gusta. Me atrae. No hay nada de malo en que quiera besarlo y si lo hiciera... tampoco pasaría nada. Si yo estoy segura de mis sentimientos, besarme con alguien no cambiará nada.

Inconscientemente me acerco hasta que nuestros rostros quedan a centímetros.

—Leah, eres preciosa —murmura él mirándome fijamente.

Rodeo su cuello con mis manos y noto como sus manos se posan en mi cintura acercando nuestros cuerpos hasta que quedan pegados.

No pasará nada si lo beso...

—¿¡Podemos comer un helado?! —el grito que da Noah nos sobresalta a ambos y nos apartamos instintivamente, quedándonos a unos metros de distancia.

La cabeza de su hermana aparece por la puerta de cristal que separa el patio de la cocina. Miro a Ayden esperando a que responda algo y tarda unos segundos en asimilar la pregunta hasta que asiente. Su hermana sonríe feliz y se va.

—Ayden... —murmuro. Parece que aún no sabe ni dónde está.

—Voy a darme una ducha —no deja que diga nada y sale de la piscina rápidamente, pero antes de irse se gira hacia mí —. Si quieres ducharte tienes un baño en la habitación de invitados de arriba —informa. Y dicho esto desparece por la puerta.

Tardo unos segundos en reaccionar y salir de la piscina también. Intento secarme un poco antes de entrar en la casa y entonces subo las escaleras en busca de la habitación de invitados que ha mencionado.

Tardo un rato en ducharme, mientras lo asimilo todo. ¿Por qué he tenido ganas de besarlo? ¿Qué me ha pasado? Sé que no pasaría nada, pero no puedo pensar así sobre Ayden, somos amigos.

Al salir de la ducha envuelvo mi cuerpo con una toalla y caigo en la cuenta de que no tengo ropa que ponerme porque está empapada.

Suspiro y salgo del baño para dirigirme a la habitación de Ayden. Llamo a la puerta y unos segundos después se abre y él aparece delante mío. Me mira de arriba a abajo hasta que vuelve a fijar sus ojos en los míos y es en ese momento en el que me doy cuenta de que solo lleva un pantalón de chándal y va sin camiseta. Carraspeo centrándome.

—Ayden, ¿me quedo a dormir? —pregunto unos segundos después.

—Claro —responde como si fuera obvio.

—Mmm... pues ¿podrías dejarme una camiseta, por favor?

Se queda unos segundos callado mirándome.

—Por mí vas muy bien así —murmura divertido.

Yo pongo los ojos en blanco, pero una sonrisa aparece en mi rostro. Me alegro de que lo que ha pasado en la piscina no haya hecho que algo cambie entre nosotros.

Sin decir nada va a su armario, lo abre, y de dentro saca una camiseta. No es una camiseta de esas básicas que lleva siempre, sino que tiene escrito "nirvana" en medio.

—¿Esta va bien? —pregunta dándomela.

—Perfecta —sonrío —. No sabía que te gustaba Nirvana.

—Ahora lo sabes.

—Nunca he escuchado nada suyo —comento encogiéndome de hombros y me mira como si hubiera cometido un crimen.

Solo nosotros dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora