Capítulo treinta y uno

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Leah

Me estoy poniendo nerviosa. Los ojos de Ayden se encuentran con los míos y me aparta un mechón de pelo del rostro.

—¿De verdad? —me pregunta en un murmuro, como si quisiera asegurarse.

—No Ayden, de mentira —pongo los ojos en blanco.

En su rostro aparece una sonrisa que me hace sonreír a mí también, y sin previo aviso se acerca y junta nuestros labios.

El beso es delicado y dulce. Apenas pasan unos segundos cuando se separa y me mira.

—Eres preciosa.

—Sí, lo sé —bromeo y él niega con la cabeza divertido.

—Que bien se te da arruinar momentos.

Suelto una pequeña risa, me acerco para darle un beso rápido en la mejilla y me levanto del suelo. Él me mira con interés.

—¿Qué haces? —pregunta.

—Me voy —informo.

—¿Por qué?

—Pues... porqué necesito ir al baño —invento.

—Ah, vale —asiente.

No dejo que diga nada más y doy media vuelta para ir a su habitación. Al llegar entro en el baño y cierro la puerta con pestillo.

Por alguna razón me ha dolido que no me haya dicho que me quiere de vuelta. Sé que me lo ha dicho con la canción pero yo quiero oírlo de él. Suelto un suspiro. No quiero que piense que estoy enfadada, por eso me he ido un momento.

Suelto un suspiro y entonces abro la puerta. Para mi sorpresa lo encuentro delante mío. Subo la mirada y nuestros ojos se encuentran, entonces fuerzo una sonrisa.

—¿Qué pasa? —pregunto empezando a caminar para sentarme en su cama. Pero Ayden me lo impide agarrándome de la muñeca y haciendo que me gire hacia él otra vez.

Pone ambas manos en mi cintura y me acerca un poco más a su cuerpo.

—Yo también te quiero, Leah.

Una sonrisa inconsciente aparece en mi rostro cuando lo escucho pronunciar estas palabras, y sin poder evitarlo doy un salto y lo abrazo, rodeando mis piernas a su cintura. Durante unos segundos nos quedamos así, hasta que me separo un poco de él y lo miro. 

No puedo describir lo que siento cuando estoy con Ayden. Solo puedo decir que sé que nunca voy a sentirme así con nadie más. Es especial.

Antes de que pueda hacer nada, una canción de Taylor empieza a sonar desde mi móvil. Ayden me deja en el suelo y me mira divertido, yo siento que me sonrojo.

—¿Tienes "Getaway Car" de tono de llamada? —pregunta.

—Sí.

—Creo que tienes una obsesión con ella.

—¿Tú crees? —pregunto con ironía.

Entonces caigo en la cuenta de que nunca he puesto esta canción en el coche con Ayden, lo que significa que la ha escuchado por él mismo. Ignoro el teléfono y me giro hacia él señalándolo con un dedo de manera acusatoria.

—¿Cómo sabes que la canción se llama "Getaway Car"? —entrecierro los ojos.

—Seguramente la has puesto en el coche alguna vez.

—Me acordaría si lo hubiera hecho. ¿Has estado escuchando a Taylor sin mí...? —murmuro, fingiendo dolor —Esto es otro nivel de traición.

—Qué dramática eres, solo escuché un par de canciones para...

Solo nosotros dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora