Capítulo veintinueve

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Ayden

Despierto a causa de la luz que entra a través de las ventanas. Bostezo y me muevo para levantarme, pero entonces me doy cuenta de que Leah está prácticamente durmiendo encima mío.

Sonrío.

Algunos mechones de su pelo rubio tapan su rostro, por lo que con cuidado, acerco la mano y se los aparto. Creo que podría mirar a Leah durante horas sin cansarme, es preciosa.

Odio que tenga que estar pasando por todo esto. Haría lo que fuera para que volviera a estar bien.

Con cuidado de no despertarla, la muevo un poco hasta dejarla en su lado de la cama y me levanto, porqué estoy empezando a tener hambre.

No quiero despertarla porqué después de la noche que pasó ayer, prefiero que descanse. Y más sabiendo que hoy... hace un año que murió su madre.

Sé que Noah suele levantarse muy temprano, y me confirma que está despierta cuando escucho su voz. ¿Con quién demonios está hablando? Bajo a toda prisa las escaleras y la veo de espaldas a mí hablándole a Laika. Claro, ¿cómo no lo he pensado?

—Después... ¿Te gustaría ir al parque de perros? —propone, como si fuera a responderle —No sé si alguna vez has ido, pero se lo preguntaré después a Leah.

Sonrío un poco y me acerco a ella.

—Buenos días —murmuro dándole un beso en la cabeza.

—¡Hola! —grita emocionada.

—No grites mucho que Leah está durmiendo —le pido y ella asiente mientras se lleva un dedo a los labios, indicando que hará silencio. Yo sonrío divertido.

—¿Hoy podemos ir al parque de perros?

—Claro —me encojo de hombros —, como quieras.

Realmente me estoy muriendo de hambre así que voy rápidamente a la nevera y es entonces cuando me acuerdo de una cosa. No tengo el móvil aquí, así que me giro hacia Noah.

—¿Qué hora es?

Mira el iPad que tiene en la mano y me lo enseña. Marca las once de la mañana.

—Mierda —murmuro subiendo a toda prisa las escaleras. Entro en la habitación con cuidado de no hacer ruido, agarro algo de vestir y me dirijo al baño. Cuando ya me he cambiado, cojo el regalo que me pidió Declan y vuelvo a bajar. Noah me mira con confusión.

—¿Qué pasa?

—Te quedas con Leah unos minutos, vuelvo enseguida.

No dejo que diga nada más y salgo de casa prácticamente corriendo. Mañana es el cumpleaños de Willow, y hoy Declan y ella se irán de Nueva York unos días. El vuelo sale en menos de dos horas.

Pero ese no es el problema, el problema es que me dio un regalo para ella, porqué no quería arriesgarse a perderlo. Se ve que confía más en mí para guardarlo que en él mismo.

Ayer, después de recoger a Leah, justo antes de ir a dormir, apagué el móvil por completo porqué mis padres me dijeron que iban a llamarme, y no me apetecía lidiar con ellos. Ahora me arrepiento, porqué seguramente Declan me ha llamado también.

Bajo del coche cuando llego al aeropuerto y busco por mi alrededor, a ver si los veo. Por suerte, los encuentro desayunando en una de las cafeterías que hay. Bueno, en realidad veo una masa de gente alrededor de Declan. La poble Willow está sentada desayunando sola mientras él se hace fotos.

Camino en su dirección, y Willow, que está de cara a mí, me ve y se levanta emocionada. Sonrío al ver como empieza a correr hacia mí y prácticamente se lanza encima mío.

Solo nosotros dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora